En este blog encontrarás los relatos escritos por los participantes del taller de escritura "Entre Lecturas y Café", así como la información de las actividades del club de lectura del mismo nombre.
Integrando el dolor - Dori Terán
La vida era una espiral compleja de colores en movimiento.A veces en las vueltas y revueltas los bucles que giraban veloces en el tiempo, se detenían y se estiraban dando un poco de tregua a la respiración agitada y ansiosa.
Así sentía María su vida.
Una especie de vértigo se había adueñado de su ánimo desde que Pablo desapareció de su vida.
La existencia fluía a trompicones, empujada como una autómata por una fuerza externa a su voluntad y a la que se entregaba sin pena ni gloria.
No había sido un matrimonio de película, de esos que suponemos comienzan con el anuncio de "fueron felices y comieron perdices",pero era cuanto había conocido.
No faltó ternura y pasión, proyecto y creación.Dos maravillosos hijos eran la prueba más fehaciente.
Combinaron con sabiduría no exenta de sacrificios la vida profesional y la del hogar que se funda.
Y así transcurrieron treinta años en los que el descubrimiento y el aprendizaje más grande para María, fue comprender que cuando te casas con un hombre, lo haces también con toda su familia y cada noche duermes con los programas y patrones ancestrales y tal vez de vidas anteriores que pueblan su alma.
Pablo llevaba en su sangre adicciones y condicionamientos heredados.Su padre, su abuelo, su madre...alcohol, infidelidad, juego.
Tal vez si hubiera sido consciente hubiera podido intervenir para que no se manifestara toda la oscuridad que portaba como regalo de su estirpe.
Pero esa presencia silenciosa que nos acompaña a todos, el inconsciente, actuó a sus anchas. La vida en su rutina y en su fatiga se había apoderado de todas la fuerza y el interés existencial de Pablo y también de María.
Los niños en su crianza y crecimiento con cuidados exquisitos, su educación y sus estudios, actividades deportivas, tareas y deberes,su adolescencia rebelde...todo el devenir de sus días.
El trabajo duro, largo, cansado.La limpieza de la casa, de las ropas, la compra del alimento, el cocinar las comidas, la hipoteca del piso, el coche, el abuelo que se enferma, la abuela que hay que atender...
Tantas responsabilidades existiendo y reclamando,unas naturales y otras creadas y superfluas.
Entonces brotaron. Y Pablo fue el auténtico Pablo y manifestó en medio de su luz,sus nieblas y sus sombras.
Lola se cruzó en su camino ofreciéndole un mundo de ensueño, el ensueño que otorga verse dos horas al día entre arrumacos de pasión y la comprensión y empatía que produce el deseo de vivir el sueño.
A ambos les gustaba beber en exceso porque les daba ese punto alegre que no conseguían de otro modo y tambien les gustaba jugar...riesgo, emoción que rompía el aburrimiento.
Mientras la convivencia en casa se hizo insoportable, María no sabia por qué.Un año, dos, tres, cuatro...
Pero nada permanece eternamente oculto bajo el sol.Y una noche de tormenta en el hogar, la verdad resplandeció.
No hubo un adios solo un abandono mudo,sin explicación.
Han pasado ocho años y María aún no se ha podido perdonar la ceguera que la mantuvo ignorante y ajena de tanto engaño.
Un desafío ha sido su sanación pues ha tenido que hacerlo en el mismo escenario donde vivió con Pablo lo que creía amor.Ella se quedó en la misma casa, en el mismo espacio.
Ayer en el altillo del armario encontró un cinturón negro, del negro Pablo -pensó.
Hoy lo ha guardado junto a los suyos que tienen todos color.
Naranja de energía,el rosa para el amor, para el espíritu el violeta, el verde para sanación, azul para el sentimiento e iluminando la vida el amarillo del sol.
!!Ahora ya están completos!! Ha integrado el dolor.
Lo que aceptas te transforma,María se perdonó y y el perdón es liberación.
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