Todo
empezó con un simple juego de niños. Me encontraba pasando el rato
con mis amigos. Ese día pensábamos salir a jugar como todos los
días pero una tormenta nos sorprendió estropeándonos nuestros
planes. Por tanto comenzamos a pensar un juego que se pudiera hacer
en casa.
Eso
nos llevó a decidirnos a jugar al escondite y yo me fuí directo al
desván. Estaba oscuro a excepción de los rayos que iluminaban la
estancia. Además cada poco se escuchaba un trueno. El desván
parecía sacado de una película de terror pero yo nunca había sido
un niño asustadizo y no creía en fantasmas ni nada extraño. Esa
fue la razón por la que no me costó nada esconderme en el desván.
Eso
llevó a que primero a quién le tocaba buscar y luego los demás
terminaran siguiéndome hasta el desván. Inmediatamente sintieron
curiosidad por las antigüedades que mi familia guardaba en el desván
mientras las clasificaban antes de venderla en su tienda. Buscando
entre los diferentes objetos encontramos un casco mongol, una de las
primeras cámaras de fotos que existieron y una antiguo juego lleno
de polvo y de aspecto antiguo.
En
ese momento no sabíamos que era una Ouija por lo que nos pareció
un juego de mesa que ninguno de nosotros conocía. Por tanto
preguntamos a mi madre como se jugaba a ese extraño juego pero solo
nos lo quitó diciéndonos que no jugaramos con esas cosas.
No
fue hasta muchos años más tarde cuando yo era capaz de hacerme
cargo de la tienda cuando volví a encontrar ese juego ahora sabiendo
con certeza que era una Ouija, como se utilizaba y para que
supuestamente servía. Aún así nunca había llegado a usar una y
esa era mi oportunidad.
Llame
a mis amigos y les conté lo que había encontrado. Obviamente
ninguno de nosotros se toma nada en serio lo de Ouija pero
considerábamos divertido ponerlo en práctica. Para nosotros no era
más que un juego de niños para realizar el día de Halloween.
Ese
día resultó ser una noche fría de luna llena con una espesa
niebla que se apoderaba de todo. MIs amigos y yo nos fuimos a una
casa abandonada de las afueras del pueblo en que vivíamos. Ahí
preparamos una vídeo cámara y colocamos la ouija en una mesa de
madera vieja y algo agujereada por la polilla.
Nos
sentamos en círculo a su alrededor. Ninguno de nosotros creía en
eso pero a pesar de ello una parte muy instintiva de nosotros se
encontraba inquieta. Finalmente colocamos el vaso en la tabla y
preguntamos si había alguien ahí. Pasaron unos instantes de
completo silencio. Eso hizo que sintiera como el alivio y la
desilusión se acumulaban en mi pecho pero entonces siguió sin
suceder nada por lo que la irritación gano a cualquier sentimiento y
anuncie que definitivamente la Ouija es mentira y una gran tontería.
Los
demás estuvieron de acuerdo por lo que recogimos todo y nos
marchamos de fiesta. Ninguno de nosotros volvió a pensar en ese
asunto pero al menos yo si que me ponía algo nervioso en al
oscuridad de mi cuarto cuando un ruido me despertaba en plena noche.
Finalmente se me paso y este suceso cayó en el olvido.
El
Halloween siguiente lo celebramos de fiesta por todo lo alto pero
terminó en una fuerte pelea debido a que el alcohol se nos había
subido a la cabeza. Terminamos perdiendo y en el hospital. La peor
parte la llevó uno de mis amigos que recibió fuertes golpes en la
cabeza y la conmoción terminó costandole la vida.
La
muerte de mi amigo como es normal nos afecto a todos y no teníamos
la cabeza para recordar que su muerte coincidió con el aniversario
en el que habíamos hecho la Ouija. Para evitar los recuerdos y la
forma en que todos nos compadecían decidimos que ese Halloween lo
celebrariamos con un viaje por carretera.
De
camino a una fiesta nos perdimos y terminamos en una vieja carretera
donde las farolas ya no funcionaban. Eso hizo que las únicas luces
por las que nos podíamos guiar eran las de nuestro auto. Entonces
vimos a una figura cruzando la carretera. Una figura que no vimos
hasta que ya era casi demasiado tarde por lo que tuvimos que dar un
volantazo que nos llevó a perder el control del coche y dar vueltas
de campana.
Desperté
en el hospital a la semana solo para descubrir que uno de mis amigos
había fallecido pero que el resto se estaban recuperando. Esta vez
sí que nos dimos cuenta de que esto había ocurrido en el
aniversario de la muerte de nuestro otro amigo y que eso a su vez
coincidía con la tontería de la Ouija. Pero lo atribuimos a la
simple coincidencia.
A
pesar de ello uno de mis amigos no pudo celebrar el Halloween del año
siguiente porque necesitaba preparar un examen de química muy
importante para su carrera. Aún así nos insistió que fuéramos
nosotros para no estropearnos el día.
A
regañadientes lo hicimos pero nos llevamos un buen susto cuando casi
nos da un petardo que se le había descontrolado a un niño. Pero nos
salvamos de milagro haciendo que tanto mi amigo como yo nos rieramos
por la suerte que habíamos tenido. Sonrisa que se nos congeló en
los labios cuando una llamada nos avisó de un incendio en la casa de
mi amigo a consecuencia de unos productos químicos. La familia de mi
amigo se encontraba fuera de casa así que se salvaron pero él no.
Tres
muertes eran suficiente para que hasta para que el más incrédulo
comenzará a sentir el miedo en su cuerpo por lo que al siguiente año
nos quedamos en casa tratando de evitar hacer cosas peligrosas. Pero
no fue suficiente pues unos ladrones se colaron en la casa pensando
que no había nadie. Al encontrarnos no dudaron en abrir fuego antes
de salir corriendo.
A
mi no me dieron más que en el hombro por lo que se me paralizaría
durante un tiempo pero a mi amigo le acertaron en el corazón por lo
que ahora ya no tiene ninguna preocupación pues reside en el
cementerio. Yo en cambio he conseguido sobrevivir pero por poco
tiempo. Se que menos de un año tengo de vida. Un año que utilizo
para vivir como puedo entre la aceptación, el terror y el enojo con
la estúpida decisión que ya hace más de cuatro años y medio
tomamos creyendo que no sería más que un juego de niños. Un juego
de niños que ruego encarecidamente que a nadie más se le ocurra
probar. Aunque parezca una tontería jugar con lo que no se conoce
puede acarrear graves consecuencias.
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