Volar, siempre volar - Marga Pérez

                                        




-Este es, Fly.¿te gusta?
-El que más. ¡Vaya altura! Guauuuu... Sólo hay que abrir las alas . Volar. Si, Luz ¡ Me gusta!
Luz y Fly se conocieron no hace mucho en la sala de espera de la consulta del médico que les trata a ambos. Fly, apocado e introvertido, además de inglés de nacimiento, tardó mucho en darse cuenta que ella le miraba. Primero la vió de pasada. Después se fijó en ella y le gustó. Luego descubrió que sus ojos eran libres y que cada uno miraba lo que le apetecía en cada momento, sin contar el uno con el otro. Le hizo gracia esta habilidad. Fly, ya sin disimulo los seguía tratando de saber a dónde miraban, hasta que se dió cuenta que él era el blanco de su ojo derecho. Del izquierdo entonces se desentendió por completo. No lo necesitaba. Sólo con la mirada del derecho Fly pudo contemplar las chiribitas que le salían de ambos . Ya no pudieron dejar de mirarse... Ya no pudieron dejar de sonreir... La llamada de la enfermera rompió sin proponérselo el encanto del embeleso separándolos momentaneamente...pero, su sonrisa siguió resonando en su interior.
En esta visita el médico advirtió un avance significativo en el comportamiento de Fly. Le ajustó la medicación y le propuso entonces acceder a un grupo para continuar así la terapia. Fly no contestó pero su sonrisa lo decía todo. La siguiente semana llegó puntual, como siempre, y se encontró con cinco jóvenes más. Entre ellos a Luz... Ya no vió ni oyó a nadie. Ella lo llenaba todo con su gran sonrisa y su ojo derecho siempre fijo en él. Después de la terapia tenían reunión social. Se juntaban con otras personas de otros grupos: Jugaban a las cartas, al ping pong, merendaban... Luz y Fly se pegaron uno al otro y no se separaron. No comían no jugaban no hablaban. Sólo se miraban... Sonreían... No necesitaban nada más.
Un día en la terapia, sin quitarle el ojo a Fly, Luz tenía que hablar de su infancia. Habló de sus idas a Cuenca. Del Puente de san Pablo. De sus padres siempre presentes... Habló para él, le contaba cosas de su vida que quería que él supiera. Fly, recogiendo el guante, también lo hizo...sin que le preguntasen. Le dijo que le gustaría volar. Muy alto. Como un pájaro. Alguno sonrió . Luz no. Le gustó saber que Fly soñaba con separar los pies del suelo. Que le llamaban así por su afición a lanzarse desde cualquier altura.Ya tenían de qué hablar en la reunión social.
Luz empezó entonces por el puente de san Pablo. De lo alto que era... De los pájaros que se posaban... Del aire que lo movía...Del silencio...Del cielo...Del sol... Fly la miraba embobado. Veía lo que contaba. Reía sin saber por qué...
-Fly.... A luz se le encendió algo dentro - Podemos volar !Vamos a ir¡
-Vale ¿mañana? La aventura hizo prender en él la llama de la ansiedad.
Todos los movimientos secretos que Luz tuvo que hacer para poder organizar el viaje sin que sus padres se enterasen no tienen ningún interés en el relato pero habría material suficiente para uno nuevo, os lo aseguro. Fly los apoyaba y también los ponía en práctica con los suyos, porque en esta historia el, como otros muchos ciegos de amor , no veía en lo que se estaba embarcando.
Hoy llegaron muy temprano a la estación y juntos pusieron rumbo a Cuenca. La familia de ella era oriunda de esa ciudad y, como Fly ya sabía, Luz seguía enamorada del puente de San Pablo. Desde muy pequeña sentía verdadera atracción por él. A esa altura del suelo se veía la reina del universo pero sus padres tenían miedo. No la dejaban ir sóla. Ahora no le importa . Fly la acompaña. El sólo pisa el suelo que ella pisa. Sus almas suenan al unísono...no necesita a sus padres... El tren desde Madrid les lleva como a niños con zapatos nuevos. Ilusionados. Mirándolo todo como se mira un amanecer por primera vez. Extasiados. Así hicieron el viaje. En una nube de exaltación compartida.
En Cuenca luce el sol pero corre una brisa fría muy estimulante que les anima a caminar ligeros en busca del puente.
-Este es, Fly.¿te gusta?
-El que más. ¡Vaya altura! Guauuuu... Sólo hay que abrir las alas . Volar. Si, Luz¡ Me gusta!
Ya en medio del puente la brisa hace que vibre bajo sus pies. Se agarran a la barandilla y se dejan despeinar y envolver por un sol que no calienta pero les anima.
-Vamos a volar ,Fly.
Luz se sube a los hierros que en aspa cierran la barandilla y la elevan varios centrímetros del suelo. Fly la imita.
-Fly ¡ abre los brazos! ¡ mira como vuelo!
Los dos con los brazos en cruz, al estilo Titanic, se enfrentan al viento . Sienten la nada bajo sus pies . Los pulmones a punto de reventar. El sol cegando su visión y las lágrimas de frío y emoción recorriendo su cara.
De buena gana se habrían lanzado juntos. Experimentar así la levedad de sus cuerpos mecidos por la brisa , el sol y el frío. Sentir la desconocida sensación de libertad ¡ por fin! ... Pero...Luz, llena de sentido común femenino arrastra a Fly a tierra firme . Hace que reprima sin darse cuenta sus ganas de volar. Que su sonrisa y su ojo singular puedan más que su tendencia a la evasión . Y así: sonrientes, ilusionados, extasiados, en una nube de exaltación , regresan a Madrid, a sus vidas.










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