Relato inspirado en la fotografía
Estoy
de cumpleaños y mi hermana me ha mandado un regalo sorprendente. Un
mensajero me despertó esta mañana para dejarme una bonita caja
regalo en la que había un billete y un libro “los caminos del
viento”. El billete tiene un año de validez y con él puedo
escoger varias rutas de espacios naturales para recorrer en globo.
Una
tarjeta hacía alusión a mi fama de aventurera:
“Para
mi hermana mayor, ejemplo vivo de arrojo y decisión en su treinta
cumpleaños. Que la edad no te corte la marcha, ¿eh? ¡¡ FELIZ
CUMPLEAÑOS!!” Pili
Sin
pensarlo coge su móvil para hablar con su hermana:
-Hola
guapísima. Pili está al otro lado –Menudo regalazo que acabo de
recibir ¡ estás loca! ¡tuvo que costarte un riñón!
-¿Te
gustó? Déjate de bobadas los treinta son los treinta y los tienes
que celebrar por todo lo alto ¡jajaja! Nunca mejor dicho.
-Me
encantó. A ver cuando puedo disfrutarlo porque ando un tanto liada…
Pili
la interrumpe
-No
vas a ir sola Carla ¡voy contigo! era la otra parte de la sorpresa,
así que tenemos que organizarlo de manera que podamos ir las dos ¡no
es genial!
-¡Fabuloso!
¡Menuda sorpresa! Si ir yo sola me pareció estupendo ir contigo …
es el no va más. Gracias Pili, nunca olvidaré este detalle.
Como
las dos tenían muchas ganas de subir en globo encontraron fecha
enseguida y se dispusieron a éllo. Prepararon una mochila con la
máquina de fotos, unos refrescos y frutos secos para la travesía y
atuendo de por si acaso: gorra, chubasquero, anorak. Nunca se sabe
con lo que una se va a encontrar a esas alturas. Ah y el palo del
selfie, fundamental.
LLegan
al punto acordado antes de amanecer para poder disfrutar de la
preparación del globo y descubren que no serán ellas las únicas
que hoy suban al cielo . Tres cestas situadas estratégicamente en
una explanada habilitada para ello, llenan de sombras fantasmagóricas
el suelo con sus telas desinfladas, que, como inmensas medusas
soñolientas esperan que sea la luz y el aire quienes las hagan
revivir.
-¿No
percibes algo extraño, Pili? Es como si hubiese alguien invisible
con nosotras . Dice Carla en voz baja a su hermana mirando a su
alrededor tras la neblina .
-Parece
mentira que estés nerviosa Carla, relájate, enseguida amanecerá.
Carla,
desde que sus padres murieron en un terrible accidente, siendo ellas
pequeñas, percibe presencias paranormales . Quizá su afición por
los deportes de riesgo y su huida del silencio tegan algo que ver con
este hecho.
-Ven,
vamos a hacer una foto antes de que salga el primer rayo de sol.
Se
situaron al lado de la cesta, sacaron el palo del selfie e
inmortalizaron el momento.
Enseguida
cada expedición acomodó a sus pasajeros y los globos empezaron a
llenarse de aire caliente haciéndolos revivir bajo los primeros
rayos del sol. La mañana se llenó de múltiples colores.
El
nerviosismo de la subida impidió a Carla poder disfrutar de todo lo
que se iba viendo pero enseguida dio paso a un estado de euforia . El
sol fue diluyendo la neblina y ante sus ojos apareció un paisaje
estremecedor que poco a poco se iba distanciando de sus pies y del
objetivo de su máquina fotográfica. No daban a basto
fotografiándolo todo. Hablaban a voces. Se quitaban la palabra una a
la otra. ¡Qué locura!
Según
se separaban más y más del suelo la euforia fue dando paso al
silencio. Llegó un momento en que sólo se oía el ruido del
quemador sobre ellas. Carla volvió a notar la presencia de alguien
más con ellos, miró hacia atrás y los vió. Sus padres, apoyados
en el borde de la cesta miraban alegremente el paisaje. El sol
iluminaba sus juveniles miradas. Su madre, casi a la vez que Carla
miró hacia ella. Sus miradas se encontraron una décima de segundo.
-¡Mamá!
gritó Carla
-Pero
Carla, ¿qué dices? Pili la mira sin saber a qué atenerse
-Nada
Pili, deben ser que me está afectando la altura, no te preocupes
No
volvieron a hablar en todo el viaje. Llegaron a la hora prevista y se
despidieron de su acompañante muy agradecidas. Había sido una
experiencia fantástica.
Pili
vuelve a Asturias y Carla regresa a su vida en Madrid, como siempre,
pero ya no es la misma.
El
silencio que antes evitaba ahora es buscado con verdadera ansia.
Quiere volver a verlos, sentir su mirada, notar su presencia...saber
que no está sola.
En
una tarde callada, sola frente al ordenador, archivando las fotos de
su aventura, descubre una en la que se ve claramente a sus padres
detrás de ellas dos posando sonrientes para el selfie.
La
guardó solo para si y a partir de aquí, su vida cambia para
siempre.
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