Buenas
tardes, me llamo Lisa, aunque como pueden ver de Lisa tengo poco. Soy
una mujer con curvas, pero de esas curvas peligrosas.
Llevo
más de treinta años intentando quitar unos kilos de más. Para ser
sincera, en mi adolescencia, quizás era quitarme un par de kilos y
hacer deporte para mantenerme. Cuando pasé la adolescencia seguía
pesando dos kilos de más pero entonces me casé y muy pronto me di
cuenta de que me había invadido un aliem que me hizo engordar y
engordar, porque yo comía por dos. Desde eso ha pasado veinte
años... Quise quitarme los kilos de más que me produjo el embarazo,
que ya no eran dos sino diez.
Según
mi hijo (el aliem) iba creciendo yo iba comiendo lo que él dejaba en
el plato, por no tirar la comida. También empecé a comer muy rápido
para acabar cuanto antes y recoger la cocina. Con esos hábitos y que
ya no hacía deporte se sumaron en mi cuerpo otros diez kilos que se
habían colocado muy a gusto de forma proporcionada. Llegó un
momento que si me miraba a un espejo por la calle me saludaba a mi
misma porque me resultaba cara conocida. Así que decidí hacer otra
dieta. Consistía en pegar una foto mía en bikini de diez años
atrás, que aunque me sobrasen cinco kilos estaba muy buena. No me
funcionó, cuando me entraba ansiedad, iba a la nevera y la abría
con los ojos cerrados. Luego me atiborraba de lo que fuese, el caso
era calmar mi sensación de hambre, que no era tal , la ansiedad es
lo que te produce los desajustes alimenticios, por lo menos en mi
caso. Cuando ya ni yo podía con mi peso, lo cual quiere decir que
mis rodillas estaban flaqueando, decidí ir a la consulta de un
endocrino que me hacía pasar hambre. Un día descubrí que había
bajado diez kilos, pero me moría de hambre y lo dejé, así que en
cinco meses recuperé los kilos perdidos más dos. Volví a hacer
cuantos regímenes alimenticios me encontraba en la vida diaria hasta
que una analítica me diagnosticó que tenía el hígado dañado. Fue
entonces cuando tuve que tomar unas medidas drásticas para que no
fuese a más. Me tomé en serio lo de alimentarme sanamente, aunque
aún así te puede venir una diarrea inesperada y ahí comenzó mi
regimen inesperado. Tuve que hacer dieta blanda dos semanas. Descubrí
que en ese tiempo se habían ido 5 kilos sin haberlo planeado. No es lo
ideal, ni es placentero porque yo me encontraba fatal. Pero descubrí
una cosa. Que todo lo que tiene que pasar, de una forma u otra
pasará. Que no es bueno obsesionarse porque se sufre más y no se
consigue nada. Que las dietas hay que hacerlas por salud, no por
creer que se está más bello delgado. Así que repito; no hay que
obsesionarse. Es lo que vengo a contarles a través de mi experiencia
personal.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario