Cuenta
una leyenda que dentro de cada flor
habita una especie de alma vegetal, un ser protector, que alivia al
que las recibe como regalo.
Es
como si cada una tuviera un ojo
y
un oído mágico. Escuchan y ven los males del mundo a través de los
colores de sus pétalos. No hay una flor igual a otra y todos sus
colores son hermosos y distintos.
Son
como el arco iris después de la lluvia. Nos ofrecen su belleza, que
nos relaja y nos estimula a la vez.
Por
eso, desde tiempos antiguos se regalan flores: para aliviar penas y
levantar los bajos ánimos. Y hay una especial para cada momento y
para cada persona.
Todas
comparten el verde de la esperanza, de la naturaleza, del porvenir
que traerá nuevas flores para alegrar a los que vengan detrás de
nosotros.
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Ahora me explico muchas cosas relacionadas con las flores. Yo las regalo de vez en cuando. Nunca fallan.
ResponderEliminarHermosa reflexión, Esperanza.
Un abrazo