Tufo a Alcantarilla - Gloria Losada





Últimamente, cuando mi casera  venía a cobrar el alquiler, la acompañaba un sospechoso tufo a alcantarilla mezclado con perfume del caro. Siempre nos habíamos llevado muy bien y jamás había notado yo que destilara semejante aroma. Cuando venía, la invitaba a pasar y juntas tomábamos algo, yo café y ella una gaseosa. Nos podíamos pasar horas conversando, hasta que comenzó a despedir aquel olor nauseabundo. Entonces, cuando mi pituitaria se soliviantaba ante semejante pestilencia, cortaba la charla como fuera e intentaba que se largara pronto.
 Hace unas semanas, de casualidad, pude ponerle solución al asunto. Trabajo en un centro de salud y de casualidad cayó en mis manos su historial médico. Alergia a la gaseosa, le produce gases, y menudos gases. Ayer cuando vino a cobrar le dije que no tenía y se tomó un café. El aroma a las rosas blancas de su perfume cobijó nuestra agradable charla, como en los viejos tiempos.



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