El poderoso influjo de la luna - Dori Terán



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La noche lejos de ser oscura se presentaba con una LUNA llena señorial y majestuosa. Ya durante el día había hecho acto de presencia con una forma difuminada y disimulada en un cielo limpio de nubes y sembrado de un azul puro, infantil y angelical. No era cuestión baladí el poder de esta señora que desafiaba el propio calor del sol en un marco blanquecino y frio y que en su reinado nocturno cambiaba el color por la plata. La ciencia negaba que su influjo en las personas fuese tan poderoso como para adueñarse de la razón de las almas. Ana no estaba tan segura de que así fuera, entre otras cosas porque sentía que las almas carecen de razón y que su cerebro reside en el corazón que se manifiesta por sentimientos. Otra parte de la ciencia, esa que sabe que no todo es medible y calculable, esa que mirando la historia reconoce que muchos o todos los descubrimientos científicos cuestan no solo tiempo sino también vidas, en definitiva, esa que lleva abiertas las puertas de la mente…esa, ha aportado resultados de sus investigaciones en los que se ve como el aura de misterio y fascinación de nuestro satélite afecta a la conducta humana. Así en la esplendorosa fase en que se encuentra llena, la serotonina, neurotransmisor básico, sufre, padece o goza de un aumento considerable que nos hace sentirnos saciados y plenos en bienestar y felicidad y nos aleja de la depresión que su escasez trae como consecuencia en nuestro estado de ánimo. Y de ahí la revoltura pues esto puede desbordarse si no se trata en un espacio reflexivo de trabajo y canalización personal. Como quiera que fuere Ana no precisaba hacer ningún cálculo para saber cuándo a la luna llena le tocaba por su ciclo presidir la vida ya que una agitación intensa se adueñaba de todo su ser. ¡La ciencia, siempre la ciencia poniendo al sentir mil trabas! Y si la luna atrae al agua de los océanos venciendo en ellos su inmensidad y fuerza y provocando las mareas… ¿Cómo no iba a revolver nuestras aguas? Sí, esas aguas que como elemento esencial conforman nuestra existencia física. El agua es el principal componente del cuerpo humano, el 60% del peso corporal en los hombres adultos y el 50-55% en las mujeres. Todos nuestros órganos y nuestras células viven en y por el agua. Casi podía sentir las olas de su interior en los días de embrujo lunar. También muchas deidades de leyendas y mitologías de distintas culturas se habían erigido diosas de la luna. . ¿Quién podría asegurar que no existen de verdad? Deméter o Hera, representando a la mujer como madre, proveedora y cuidadora. Rostros socialmente aceptados de lo femenino lo fértil y nutriente. Había muchos nombres más de diosas lunares pero a Ana le gustaba de manera particular las que abanderaban este significado. Sabía que la influencia del astro no iba a convertir a nadie en hombre lobo pero también sabía el riesgo que corría si no era capaz de manejar la explosiva y visceral energía que la embargaba.
Puso toda su intención, consciencia y voluntad en ese control. Y de esta guisa se dirigió al teatro, la función estaba a punto de empezar. Era la protagonista principal. Su papel difícil, una mujer, un personaje remilgado y falso astuta y sagaz. La obra estaba clasificada de comedia pero las escenas parecían más bien hijas de una tragedia. Época actual, problemas cotidianos en los actores interpretando a personas comunes, con vidas corrientes que sueñan aventuras extraordinarias e inusuales o simplemente con la paz en la rutina ordinaria. Qué si he perdido el trabajo, que si fulano me engaña con mengana, que me duele hasta el hígado…y mil desventuras. Y ella, Ana despojada de su ser, ahora era Laura. Tal nombre significa éxito, triunfo y de ahí laureada, Laura. Y si, ella era la jefa que despide al empleado, la mengana que se lía con fulano, la causa de dolor y enfermedad, la destructora de la imaginación, la ladrona de la paz. A duras penas pudo esconder la dulzura y transparencia sincera de su alma para representar la firmeza insultante e hipócrita de Laura. El actor ha de actuar. El escenario mostraba un decorado cuidado y adecuado a las situaciones a presentar y tras el telón cerrado se iba cambiando por otro acorde a la adversidad que tocaba escenificar. Lo único inamovible era el precioso tragaluz circular que coronaba el techo. Ana en un segundo agotador por el esfuerzo árido que le exigía su papel, elevó la mirada y la vió, ¡oh sí, allí estaba! Y aunque entre las luces que desde los focos iluminaban la escena no era perceptible, ella sintió todo su cuerpo bañado en plata y se encendió en su interior la fuerza que la hizo resplandecer mientras actuaba. Selene había venido a ayudarla. Cosechó olés y aplausos y hasta algún ¡viva la madre que te parió!. Ramos de flores preciosos en su camerino. Rosas y capullos sus preferidos. Ya de camino a su casa miró al cielo y la bendijo y le prometió con telepatía que su próximo curso educativo lo iba a dedicar a “Como ser el mejor astronauta”, le debía un beso en su suelo y se lo iba a dar.





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