Las mujeres fieles del hombre infiel- Dori Terán

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La pluma quedó para siempre marcada por la experiencia. No en vano la tinta solo vomitaba los sentimientos, las glorias y las heridas que aquel hombre inconsciente y gratuitamente perverso le había regalado cada día. Había pasado mucho tiempo, años y aunque él se escondía en la vergüenza y la culpa, la onda que aún permitía, que alababa y saboreaba como alimento de la vibración oscura de su corazón, el trabajo satánico que habían elaborado sobre su alma con rituales y manejos de energía…todo ello le gobernaba y se expandía tratando de dañar como misión principal de vida. El mundo funciona así por mucho que durmamos en ignorancia consentida y a menudo elegida. La oscuridad se alimenta del miedo y del dolor y por eso lo crea, lo programa y lo siembra ladinamente, con listura que no con inteligencia. Solo la energía de la luz es capaz de proteger de esos horrores. Luz es consciencia y comprensión de la hermosura de la creación y la existencia así tal como es y sucede. Luz es tomar otra dirección para alejarse de las tinieblas sin maldecirlas. La historia comenzó en aquella desazón oculta y nunca dicha, ni expresada ni compartida en el ánimo de Froilán. Su día a día era un entretejido de obedecer órdenes de una esposa que manipulaba la vida de todos en el hogar. Ninguno en la familia se quejaba demasiado en el asunto, ella era una dirigente muy eficaz. El hombre de este relato recibía atenciones esmeradas en todos los aspectos, ricas comidas, todos los caprichos de cosas y disfrutes placenteros, se vestía en el Corte Inglés y hasta ella no era mala en la cama… Pero claro, como eso al ambicioso vacío espiritual no le basta, nuestro hombre no solo no era feliz aunque lo simulase, sino que además era desgraciado. Harto de hijos con los trabajos de su crianza y la atención a su evolución, harto de padres y suegros, que no son lo mismo aunque puedan parecerlo…esto daría tema para otro relato. Y sobre todo harto de aquella mujer sabihonda y organizadora a la que solía decir desde una rabia profunda y llena de odio en continuas discusiones:-“Qué suerte tienes, qué claro lo tienes todo… “ Su trabajo tampoco le reportaba ninguna satisfacción, ¿qué hacía él en la Sanidad? El sueño frustrado de su juventud había sido estudiar filosofía. Le intrigaban las respuestas de ¿quién soy y adónde voy? Nunca le preocupó que el jersey que llevaba no solo no fuese de marca sino que además estuviese remendado en algún codo y le agradaba ese aroma a limpio que despedía la prenda por el suavizante que usaba su madre. Era feliz rascando las cuerdas de una guitarra intentando arrancar acordes más soñados que conocidos. Hablaba de Victor Jara, del Che Guevara y hasta de Jesús y su mandamiento nuevo y en alguna ocasión corrió delante de los “grises” gritando ¡libertad, libertad! mientras huía. Leía a Lorca y a Walt Whitman y se atrevía a componer sus propios poemas donde expresaba la esencia infinita de un espíritu lleno de luz que se fue apagando poco a poco con su permiso
y hasta con su arrogancia. Y en ese marco de juventud inocente, limpia, transparente, ingenua…se enamoró. Y vendió su alma a lo material y a los proyectos de ella. Conseguir aquel trabajo no había sido fácil, ella fue un gran apoyo y empujón. Albricias, ya tenían todo para ser felices. Y así en la rueda del materialismo y el sistema ambos pactaron sin ser conscientes del pacto, con su propia destrucción. En otro relato podremos ver que ocurrió con ella. Froilán vestía todos los días su bata blanca y con más pena que gloria desarrollaba su trabajo que se fue convirtiendo en una pesadilla. Comenzó a declinar sus responsabilidades, tenía una compañera, Fabiola, con la que se sentía importante y halagado. Ella vaciaba su interior en los oídos de él y hasta en su regazo y su abrazo. Se sentía, válido, consolador. La armonía entre ambos hizo aguas cuando nuestro hombre no solo dejaba incompleto el trabajo que Fabiola heredaba para terminarlo sino que también llevó la alegría de su compartir a Lina. En casa jamás comentó nada de estas relaciones,¡ aquella administradora a sus asuntos administrativos ¡ Ya le obsequiaría él con detallito de algún tipo para que no sospechase. Lina era una mujer poderosa. Siempre supo lo que quería y como conseguirlo. No era malintencionada, solo juguetona. ¿Qué podía pasar? La vida es un juego y al que dios se la dé, San Pedro se la bendiga. Era muy fácil enamorar a Froilán, así se lo espetó un día a Fabiola:-“Entre tú en el trabajo y la otra en casa vais a acabar con él”. Ella fue el descanso del guerrero, la Mary Francis de las desgracias conyugales con esa mala pécora, “¡No, no!”-clamaba él-“No digas eso, es buena mujer, pero no la amo, te amo a ti…”, juicios generosos…juicios. Lina le comprendía, solo tenía que aportar esa comprensión en los tórridos encuentros en las salas cerradas del hospital y durante las horas de trabajo. Y de este modo se sucedieron unos cuantos años. Froilán empezó a dar muestras de agotamiento, ciertamente la doble vida lo tenía exhausto. La administradora no se pispaba de nada, muy atareada disponiendo el bienestar de todos. Adonina, la madre de la administradora, que amaba a Froilán como un hijo, si advirtió algún detalle que la alarmó:-“Hija ¿qué le pasa a Froilán? Le he preguntado si está malo, no ha probado el cordero, su plato favorito.” Pero como nada hay oculto bajo el sol eternamente, un día, una fecha que no sé cuántos de estos personajes ya la habrán olvidado pero que jamás se borrará de la memoria y de las entrañas de la administradora, casi todo el embrollo fue descubierto. Y digo casi todo, porque aún pasaron muchos años para que trozos de verdad, conocimiento y entendimiento se dieran. Fueron los años necesarios para resurgir y renacer, para sanar y comprender. ¿Qué se comprendió? ¿A qué se renació?... Sucesivos relatos podrán narrarlo y hablar del desapego, del respeto, de la libertad, del no vivir en el querer o desear, de disfrutar, aprender y crecer con todo lo que nos sucede, de la autenticidad….En definitiva del amor…del de verdad y no del que en este relato se cuenta. Benditas las mujeres del hombre infiel y bendita su infidelidad.
Una vez más los caminos del AMOR son inescrutables!! Froilán vive ahora su sueño de amor y libertad





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