Medio vaso de agua - Esperanza Tirado




Es verano. Hace calor. Aunque es la hora de la siesta todos en el campamento infantil están bien despiertos.

En la cocina hay un grupo aprendiendo a hacer pan con la ayuda experta de un monitor y un panadero. Otros, vigilados por un par de monitoras, están haciendo las camas y organizando las habitaciones. Un tercer grupo visita a las vacas en el establo, casi tan aburridas como los niños. Sólo las moscas parecen sacarlas de su letargo.

Pero todos tienen la cabeza en la piscina, ahora vacía por una avería inesperada de la depuradora.

Una de las monitoras propone un juego a unos cuantos niños, que ya no saben qué hacer para pasar el aburrimiento de la digestión.

Se sientan todos en el patio, a la sombra, haciendo un círculo.

Imaginad que tenemos varios vasos. Uno de los vasos está medio lleno de agua. En otro vaso no hay líquido, solo aire. Y en el tercer vaso tenemos piedras. ¿Cuál de los tres vasos diríais que está lleno?

Todos los niños responden:

¡¡El de agua!!

¿Estáis seguros? –pregunta la monitora, haciendo movimientos con sus manos, como si fuera un mago sacando una paloma de su chistera.

¡¡Síii!!

¿Y cómo se ha llenado el vaso que tiene agua?

Los niños se quedan mirando con extrañeza a su monitora.

Pues... con agua ¿Cómo va a ser? –es la respuesta de uno de los niños.

Y...– la monitora vuelve a desafiar a los chicos – ¿De dónde sale el agua?

Del mar.

De la lluvia.

De los ríos.

Del cielo.

Todos van dando una respuesta. Ninguna es errónea, todos tienen parte de razón.

¿Y si no llueve? ¿Cómo lo llenamos?

La nueva pregunta de la monitora parece más difícil de responder.

¿Abriendo un grifo...?

Recordad: NO llueve. Y no lloverá en mucho tiempo. ¿Cómo llenamos un vaso vacío con agua si NO llueve?

No podemos...

¿Llenando solo medio vaso con agua?

Pues cuando llueva mucho, llenamos muchos vasos y los vaciamos en cubos. Después los guardamos y los tapamos bien para que no les entren bichos. Y cuando no llueva pues los utilizamos. Y bebemos con vasos más pequeñitos.

O llenamos solo medio vaso de agua. Porque no tenemos tanta sed siempre.

La monitora se pone en pie, coge un palo y hace un círculo en la tierra alrededor de los niños.

Ahora vamos a contar cuánta sed tenemos, cuánto nos hace falta beber y cuánto tenemos de ahorrar, por si un día no podemos beber todo lo que queramos.

Los niños se quedan serios, algo dudosos.

¿Y cómo hacen en el desierto? –Pregunta una niña después de pensar un rato– Allí no llueve, ¿no?

Exacto. No llueve. –confirma la monitora– Bueno, llueve un poco, pero no tanto como aquí. Y sí que tienen agua, pero es más difícil sacarla. Tienen que construir pozos muy hondos para sacarla.

¿Y si les construimos nosotros un pozo?

¡Eso! Y lo llevamos hasta allí para que tengan agua siempre. Y no tengan que beber medio vaso de agua por cada vez que tengan sed y luego se queden sin nada.

Y entonces... –la monitora interrumpe el entusiasmo – ¿Cuántos medios vasos de agua podrían conseguir?

Todos ponen cara de duda, haciendo cuentas con los dedos.

Tendrían vasos enteros para siempre ¿no? –Calcula un niño, después de dar muchas vueltas con los dedos.

La afirmación es acogida con entusiasmo por todos.

Muy bien. Pues eso mismo vamos a hacer nosotros aquí.

¡El pozo! ¡El pozo! –Corean todos haciendo una especie de danza de la lluvia.

Bueno, uno de verdad no, porque necesitaríamos muchos albañiles y tuberías muy largas. Y eso cuesta mucho mucho mucho dinero. –La respuesta un tanto pesimista de la monitora apaga el coro. –Lo que vamos a hacer es ahorrar agua. Vamos a mirar lo que bebemos cada día por persona y vamos a calcular todo lo que se podría ahorrar. Por cada vez que alguien deje correr el grifo más de la cuenta o se deje sin beber el agua que le toque en la comida o en la cena, se le echará una piedra en el vaso. Así, cuanta más agua tiréis, más piedras tendréis. Y las piedras no calman la sed. ¿Verdad?

Y si tiramos las piedras, solo tendremos aire en el vaso.

Todos asienten ante la afirmación de su compañero.

Exacto. –La monitora sonríe satisfecha– Y necesitamos a estos tres. Aire, tierra y AGUA. Siempre necesitamos el agua. Aunque sean medios vasos de agua de cada vez.



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