El mago - Gloria Losada






Al mago le faltaba una mano. Cuando salió al escenario el público se miraba entre sí. Era un mago extraño. Sostenía la varita mágica con la otra mano y no tenía chistera, así que sacaba las cosas de la boca. Nadie se puede imaginar lo que salió de allí. Una paloma, dos conejos, tres pañuelos verdes y dos rojos, un ramo de flores de papel y un cordón sin nudos que partió con los dientes, se lo tragó de nuevo y de nuevo salió con nudos. Pero es que también por su boca entraban cosas, que luego se sacaba de la manga o de los bolsillos: tres relojes de señora, dos billetes de cincuenta euros, un par de pendientes de oro, un mechero, dos cigarros puros y una moneda de quinientas pesetas de las de antes. Me gustó tanto que al día siguiente quise ver la función de nuevo. Pero la habían suspendido por indigestión del mago.







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