Que
te den morcilla, rumió el abuelo mientras su nieto aporreaba como un
poseso las teclas de su piano. Con lo bien que estaría yo escuchando
el partido en el transistor… Cuando el chaval terminó su actuación
fue el primero en abrazarle y felicitarle. Mi nieto, dijo, será un
gran músico.
¿Cómo
irá el partido?, pensó cuando el resto de familiares y asistentes
se acercó a felicitar al joven ‘maestro’. Menos mal que nadie se
ha dado cuenta, no me he puesto los audífonos…
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