Cada día tengo más motivos
para ser feliz. Si no los veo a simple vista, los busco . Enseguida
los encuentro . Cerca, porque ...me gusta el azul del cielo por donde
se pone el sol cada día . Mi tortilla de patata a cualquier hora.
Fría, caliente , templada... es lo de menos. La sonrisa que me
devuelve un niño al que saco la lengua. El silencio cuando todo está
dicho, o no...el silencio . Los distintos verdes de la naturaleza,
desde el más luminoso al más apagado. El aguacate con sal. Mover mi
cuerpo al ritmo de la música. Leerle cuentos a Martina. El olor de
la tierra mojada en verano. Acariciar tu mano siempre acogedora. El
sol recorriendo cada hueco de mi piel. Escuchar la radio mientras
cocino. El murmullo de la brisa en los árboles. El olor del café
recien hecho. Probar comidas nuevas. Caminar despacio a ninguna
parte. Sumergirme en la piscina y dejar de oir. El blanco de la ropa
nueva,antes de tener que lavarla. El sabor de mi piel al salir del
mar. Cocinar cosas que nunca cocino. Conversar con quien se que sabe
más que yo. Ver amanecer. El cariño de los perros. El pan recien
hecho, y... ni te cuento si con él hago un bocadillo. Escuchar de
tus labios un te quiero siempre renovado . Meterme entre sábanas de
algodón, limpias y planchadas . Cantar cuando nadie me escucha.
Soñar despierta.Las confidencias de mis nietas. No tener que mirar
el reloj. El cielo azul, sin nubes, cuando me levanto. Conducir por
Castilla. Beber un buen vaso de agua fresca cuando el sofoco me
agobia. Ver la tele tumbada en el sofá .Viajar en avión. La música
clásica cuando trabajo. Una cerveza bien fría en verano. Visitar
espacios diferentes. Compartir mantel con desconocidos. El olor de la
casa de mis padres. Sentarme a planchar. Un Ribera del Duero en
buena compañía. Una película en el cine, a oscuras, sin
interrupciones.Ver ordenada la casa cuando llego cansada... ... ...
...así podría estar horas .
Pero
lo que más me gusta de todo lo que me gusta, es sentarme en un banco
del parque. Sin hacer nada. Dejar que el sol me acaricie. No pensar.
Observar a la gente. Dejar pasar el tiempo. Olvidarme de todo por un
rato...
Nací
frente a un parque. Hace setenta años .Y hoy sigo viviendo frente al
mismo parque.
En
el, jugué. Patiné. Reí. Anduve en bicicleta. Pasé calor. Salté a
la comba. Me enfadé. Corrí. Me escondí. Trepé a los árboles.
Caí. Lloré. Me columpié. Tuve mi primera pandilla. Me escondí
para fumar. Conversaciones adolescentes. Amigos para siempre. Ansias
de cambiar el mundo. El primer amor. Besos en la oscuridad. Frío en
los huesos. Ruptura dolorosa. Juegos malabares. Prisa por llegar a
los dieciocho. Deseos de vivir fuera del parque...
Y
viví, pero vuelvo a estar otra vez aquí. Sentada en un banco del
parque. De mi parque. Lleno de Sol. Jardines verdes. Árboles.
Macizos de flores.. Sin obligaciones. Sin mancharme cuidándolo...
Setenta años viéndolo a diario y... es ahora cuando más me gusta.
Cuando más lo disfruto.
Cuando
hablo a mis amigas de todo esto piensan que estoy un poco pasada. Que
los años me están volviendo una vieja solitaria y nostálgica. Que
estaría mejor en casa con Ana Rosa , con sálvame... Lo se. Lo veo
en sus miradas .En cómo cuchichean entre ellas ...
Lo
que no saben, porque no se lo dije ni se lo pienso decir, es que cada
mañana a la hora que me siento en mi banco aparecen tres corredores.
Dos, no merecen la pena. Son enclenques y esmirriados. Parece que les
ha dado un tabardillo y desde que llegan corren sin parar por el
paseo central. Alante y atrás. Mejor irían con chandal que
enseñando esas piernas tan blancuchas y flacas. No merecen más
comentarios. Pero el tercero... ¡oh cielos! el tercero es un dios de
ébano. Si. Alto. Ancho de espalda.Cintura escueta. Musculoso. Negro
. Brillante. Como si le diesen cera. La cabeza afeitada. El cuerpo
sin rastro de vello. Siempre trae unas mallas de lycra marcando cada
uno de sus músculos. Desde los glúteos hasta los gemelos. Negras.
Con una raya ancha a cada lado. Amarillo limón. Envolviendo ambas
piernas desde las caderas hasta los tobillos. Más anchas en la
cintura . Afinándose según bajan hasta perderse en el interior de
sus pies.
Calienta
frente a mi y...¡Cómo calienta! Sube una pierna al árbol,
estirada, formando noventa grados. Se dobla sobre ella, sin ningún
esfuerzo. Se coge el tobillo. Luego la otra. Parece de goma. Mis
músculos se tonifican sólo con mirarlo. Media hora le llevan sus
contorsiones. Enseguida entra en calor. Se quita el polar. Deja a la
vista sus brillantes brazos. Los contorneados hombros. Los musculosos
pectorales... bueno, los adivino, nunca lo vi sin camiseta. Pero
cuando se queda con la de tirantes algo dentro de mi pega un brinco.
Luego se encoge. Se sube. Me altera. A veces se me nubla la vista.
Creo que hasta me sube la tensión. Yo que siempre la tuve por los
suelos... El es mi motivo de felicidad inconfesable. No lo digo
porque no lo van a entender.¿ A mi edad...? ¿con mi Pepe en casa?¡
Pues si!. Fantaseo con mi negro superdotado. ¡Qué joven ! ¡Cómo
corre!¡Qué apretado!¡Qué bien hecho!¡Qué piel!...
Cada
día veo en el cosas que no había visto. Sus ojos, por ejemplo. No
son del mismo color. Creo que puede mirar el mundo de dos formas
distintas. ¿Cómo me verá a mi?... Y su voz. Fuerte. Varonil. Con
acento extranjero. Titubeante. Escogiendo las palabras con cuidado.
Mis amigas lo tacharían de tartamudo sin más. No tienen ni idea.
Son las típicas viejas metidas en casa. Amargadas. Sosas... Bueno.
¡Que les den! Yo seguiré encontrando motivos para ser feliz.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario