Hace
dos semanas me enteré de que mi marido me ponía los cuernos.
Que descuidados y estúpidos pueden llegar a ser los hombres, de la
manera más tonta se descubren. Me la traía a casa, que eso sí que
no me gustó nada y un día debió de salir con prisa porque me
encontré debajo de la cama unos zapatos
de tacón de aguja de lo más horteras y unas bragas. Ni una cosa ni
la otra eran mías. Cuando le enseñé el pack se quedó blanco. Yo
no dije ni mu y él se deshacía en explicaciones. Me limité a no
oírle y echarle de casa. Si en realidad era la oportunidad que
estaba esperando para separarme. Yo también le soy infiel, desde
hace más de dos años, con el mismo. Así que ahora ya me puedo ir
con él sin remordimientos.
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