Como
si de una investigadora del CSI se tratase me dejé llevar por la
absurda enfermedad de los celos. Estaba convencida de que me estaba
poniendo los cuernos y miré el cuello de su camisa, observé con
intriga los bolsillos de su pantalón y de su chaqueta, luego le eché
una mirada a los zapatos y ahí empecé a verlo todo claro. Su
calzado tenía enganchado un pendiente en uno de sus cordones. Ahora
no estoy tan segura de que me engañe pero un tanto raro es.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario