Magda Donato - Pilar Murillo


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No sé cómo empezó todo pero sé que fue gracias a mis padres. En aquella época una mujer si no pertenecía a l alta sociedad, era difícil acceder a unos estudios
superiores, bueno, realmente era difícil acceder a cualquier estudio. Con mi madre tuvimos la oportunidad de viajar por Europa mi hermana mayor y yo, con la que siempre tuve una especie de rivalidad no sólo por llevarme dos años, si no por oír las eternas comparaciones. Ella era una feminista política, de hecho tuvo la oportunidad de ser una de lasprimeras mujeres senadoras, aunque cuando llegó elmomento, no fue partidaria del voto femenino. Pero no voy
a hablar de ella que tanto se ha dicho ya y ha tenido su momento de protagonismo.

Hoy en día soy una mujer considerada intelectual, de la generación del 27 como lo sería María Teresa León. Ella algo más conocida que yo porque llegó a regresar a España; y aunque digan que no, estaba a la sombra de
Alberti. Ese puesto le dejaron a pesar de ser un aespléndida dramaturga.

En el año 1917 tuve la oportunidad de comenzar mi carreracomo periodista en un periódico de los Gasset, cuando tan sólo contaba veinte años. Era una sección femenina en la que únicamente hablaba de moda, cuando entramos en la década de los años 20 yo ha había viajado a Inglaterra, a Francia y a muchas otras ciudades de Europa junto a mi hermana y mi madre. La mujer de España estaba a treinta años de distancia de las mujeres europeas y norteamericanas. Las que éramos de clase media- alta podíamos acercarnos un poco a aquellas damas que comenzaban a luchar por sus derechos, pero sólo nos parecíamos en cuanto a moda y muy pocas había libre -pensadoras. Podíamos encontrarnos con Una María Teresa León que a pesar de ser hija de un militar era una mujer revolucionaria que luchaba por los derechos de la mujer,pero a la hora de escribir y publicar sus libros, a pesar de reunirnos con aquellos intelectos llamados de la generación del 27, pocos o ninguno nos tomaba en serio.

Recuerdo que por el año 23 más o menos, comencé a publicar en el diario "España" Ya no publicaba nada sobre moda, me volví un poco periodista socióloga e hice periodismo de investigación. Primeramente me uní a la gira
de una compañía de teatro de segunda, para relatar la vida de los cómicos por provincias, para entonces ya había conocido al que sería mi marido y a ambos nos uniría la pasión por escribir y el teatro.Lo que en Estados Unidos eran los dorados años 20 en España apenas tenían brillo. Sí había una revolución industrial, sí había una realidad en cuanto a moda. Pero aquí el Jazz entraba de puntillas y con miedo; y del charlestón ni se oyó. A los españoles les gustaba más ir de Zarzuela (los que podían) y escuchar a Estrellita Castro. En
las fiestas de los burgueses aún se escuchaba y se bailaba el Vals. Mi hermana y yo trajimos de nuestro viaje a NuevaYork un par de discos que hacíamos sonar en la gramola de mi padre. Las dos bailábamos para él aquel moderno baile
que en España nos mirarían como a descocadas, pero a nuestros padres los hacíamos reír.

 No sólo eran fiestas y vestidos de moda en mi vida. En mi intento por defender la igualdad e ir contra la sociedad patriarcal, fui por los pueblos de España conociendo la realidad femenina. Pobreza, miseria, explotación por doquier. Quedaba aún mucho camino que andar, mucho que cambiar. Lo primero que la mujer rural pudiese dejar de ser analfabeta y no dependiese de su marido para leer una carta o hacer una cuenta. Que no se limitaran solamente a ser femeninas por los trabajos domésticos.

 Creo que mi forma de escribir, en ocasiones tan irónica dejaba atónitos tanto a los conservadores como a los liberales. Pero lo expliqué bien clarito en uno de mis escritos y firmado con un seudónimo para no ser comparada con mi hermana:

“Cuando las mujeres quieren participar de los asuntos del Estado, su feminismo es político. Cuando quieren conseguir la igualdad con los hombres ante la ley, su feminismo es liberador;es altruista cuando se esfuerzan en conquistar influencia para extender su radio de acción benéfica y humanitaria, y es económico cuando lucha por dignificar su vida y conquistar su independencia por medio del trabajo”.



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