En
tiempos de crisis la imaginación toma el poder. Hay que sacar dinero
hasta de debajo de la tierra.
En
su invernadero crecían coles,
lechugas y tomates. Todo muy sano y ecológico. Pero con eso veía
que no se hacía rico. Así que decidió reinventarse y dar un giro a
su negocio. Hizo un cursillo acelerado de químico de laboratorio, se
vio del tirón la serie Breaking Bad y unos cuantos vídeos de
youtube antes de ser retirados de la web, conoció a gente a la que
en otras circunstancias jamás se hubiera acercado...
Y,
en seis meses, las coles dieron paso a un laboratorio donde se
fabricaban y vendían anfetaminas,
las suficientes como para poner espíricos a la comarca entera.
Pero
la policía no es tonta. Y además es seriéfila. Así que el negocio
enseguida se le fue a pique. Y las pastis
dejaron paso a un barbecho de varios meses mientras él pasaba una
larga temporada a la sombra. No de una sombrilla precisamente.
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