Tercera señal - Esperanza Tirado

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Y entonces recordó una conversación a la que no había dado mayor importancia en su momento.
Era domingo y toda la pandilla estaba de comida campestre, intentando relajarse, cansados de aquella estúpida rutina en la que se habían metido, sin querer pero obligados por las circunstancias de la vida.
Todos querían irse a vivir lejos y dejar sus trabajos. Sin responsabilidades. Con buen tiempo. Sin horarios. Con todo el tiempo del mundo. Sin calor ni frío. Con libertad para volar, para viajar.
¿Qué mejor que ser el personaje de un libro? –había apuntado Manu.
Y todos rieron, conociendo su afición a la lectura, que ninguno compartía.
Algún día os llevaré conmigo y veréis mundos jamás imaginados.
Demasiadas cervezas, demasiado calor, demasiado cansancio acumulado y la lengua demasiado suelta, pensó ella entonces, riendo como todos.
Ahora Ana da vueltas al e-book apagado mientras la conversación se enciende insistente en su memoria.
Manu se fue.
O se lo llevaron.
Manu se cansó de este mundo.
O le atraparon en otros universos.
Si lo cuenta, la tomarán por loca.
¿O se unirían a su locura y lo buscarían allá donde estuviera?
No consigue encender el e-book, que ahora empieza a quemarle entre las manos.








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