Dejó
las bolsas de la compra en la cocina, sin orden ni concierto. Total
para qué. No tardaría en llegar su hijo adolescente tirando una
cosa aquí y otra allá, y ella tendría que ponerse su armadura de
madre moderna si no quería tener bronca. Y esa noche no le apetecía,
ya había discutido bastante esa misma
tarde
con su madre. Se preparó un sandwich, dos lonchas de jamón y en
medio una
de queso. Sintió una gran empatía con el queso.
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