Me
acosté y soñé que estaba soñando, me dormí en mi cama
matrimonial con un pijama de seda donche y ganaba, me tapaba con
sábanas
suaves, apoyé
mi cabeza en una almohada de plumas. No estaba solo porque a mi vera
estaba mi hermosa mujer. Morena de ojos marrones y pelo rizado, ella
se recostaba todas las noches en mi torso acariciándome con sus
manos suaves y una voz susurrante y dulce me decía buenas noches mi
amor te quiero.
Pasada
la noche, cuando asomaba los primeros rayos
de sol
por los ventanales de mi casa sobaba al unísono el despertador con
mi play lists de canciones para animarme el día, le doy un beso a mi
hermosa mujer y me meto en la ducha para despertar y quitarme las
lagañas de los ojos, en la ducha tengo los jabones más caros y con
diferente olores y un champo especial para la caída del pelo. Abro
la ducha y sale el agua caliente que cubre todo mi cuerpo, me
desperezo igual que un gato. Cierro el chorro de agua y me cubro con
un albornoz suave y cálido que me hace sentirme igual que si flotara
entre las nubes, mis pies no están descalzos si no van caminando en
cómodas zapatillas. Cuando abro el armario me pongo mi desodorante
favorito, me afeito y me hecho mi loción. Entro en la habitación
otra vez mi mujer ya no está , seguramente que me está preparando
el desayuno, abro mi vestidor con miles de trajes y zapatos de los
últimos diseñadores de moda .
Cuando
bajo al comedor tengo preparado un suculento desayuno y al lado
el periódico con las ultimas noticias de la bolsa, mientras lo leo y
me como una tostada recubierta con una riquísima mermelada, hacia
los orificios de la nariz se asuma un olor a café que despierta
todos mis sentidos. Unos brazos me sorprenden por la espalda
acurrucándome la cara sobre unos pechos blanditos y unos labios
dulces como la miel me besan. Es mi amada mujer dándome los buenos
días. En mis oídos resuenan la voz de dos chiquillos gritando
buenos días papá
nos vamos al colegio.
Dándole
un beso película me despido de mi mujer y montándome en mi
deportivo ruge
el motor que me llevara a mi trabajo. Todo el mundo me saluda
diciendo buenos días jefe y yo con educación les devuelvo el
saludo. Trabajo en un bonito despacho con grandes ventanales, me
siento en mi sillón, suena el teléfono y una secretaria me pasa
las llamadas. Cierro los ojos y me siento bien, soy feliz tengo una
hermosa mujer y niños que alegran mi vida, una
casa donde vivir y deportivo de antojo, soy dueño mi propia empresa
un hombre de negocios afortunado.
Estando
en plena felicidad y relax con los ojos cerrados algo me está
pinchando en el costado y abriendo los ojos lentamente todo se
desvanece igual que la niebla, ya no tengo ni mujer ni hijos, ni
trabajo ni coche. No me levanto en una cama si no en el suelo
cubierto de cartones y apoyado en una vieja y sucia chaqueta, mi
desayuno no es suculento si no una lata pasada de fecha, no tengo
buenos días si no sucias voces groseras que me insultan. Mi trabajo
no es una empresa si no en las aceras pidiendo para poder comprarme
un tetrabrik de vino. Desesperado no sé cómo he
perdido todo eso, solo recuerdo una frase que leí en un viejo libro
tirado en la calle. Lo escribía un tan Calderón de la barca y el
titulo la vida en sueño, que decía los sueños sueños son.
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