En
el epitafio de su tumba grabaron una esfera con una especie de joroba
en su interior. Le prometieron un cielo lleno de parques con tiovivos
y columpios donde jugar eternamente.
Su
último deseo infantil fue dejar una señal grabada para que los
camellos de los Reyes Magos no se perdieran y le dejaran sus juguetes
cada 5 de enero.
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