–Quiero comprarle un libro a
Mari para Navidad. Dicen que es el mejor regalo.
–Depende.
–¿De qué?
–De si le gusta leer.
–Pues no sé, supongo.
–También tienes que pensar
en el título, el tema, el autor…
–Puf, es más complicado de
lo que creía ¿qué me aconsejas?
–Ni idea, pero puedes ir a
una librería y dejarte asesorar por quien te atienda.
–Ya, pero estoy pensando
que a ver si no le va a gustar leer y la pifio. Mejor le regalo un
perfume ¿cuál me aconsejas?
–Depende.
–¿De qué?
–De si le gustan florales,
frutales, orientales, sensuales...qué se yo.
–Ni idea.
–Vete a una perfumería y
déjate asesorar.
–Puf, esto también es más
complicado de lo que creía. ¿Y si le regalo flores?
–Sí, estaría bien.
–¿Rosas rojas como en las
pelis?
–Depende
–¿De qué?
–De si a ellas le gustan las
flores, de que las rosas rojas significan compromiso, de que igual
por el precio de las rosas te vale más comprar algo duradero.
–¿Duradero cómo qué?
–No sé, un colgante, unos
pendientes o algo por el estilo.
–¿De bisutería, de plata o
de oro?
–Depende
–¿De qué?
–Del dinero que quieras
gastar, de los gustos de ella, de lo que quieras dar a entender con
el regalo.
–Mira, vamos a dejarlo, le
compraré el primer libro que encuentre con una cubierta bonita.
–Casi que mejor.
–¿Verdad que sí?
–Sí. ¿Tomamos otra?
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