A
pesar de lo que está establecido y forma parte del paisaje
consuetudinario y común de nuestro día a día, debemos crecer y
evolucionar, como bien nos señaló Darwin. Hasta alcanzar el escalón
más alto en la pirámide. Donde podremos llegar a representar
dignamente las leyes humanas, consiguiendo una Justicia auténtica.
Pero
vivimos en un mundo lleno de individuos abusivos. Y cada vez que te
acercas a ellos te asaetean el alma con cientos de espinas, como si
fueran cactus no personas de carne y hueso.
Muchos
nos sentimos descontentos y desfavorecidos por este ambiente hostil
que nos oprime. Pero hay que saber darse la vuelta ante las
adversidades. Y, como un calcetín, ser flexible y adaptable.
Y
así cada mañana despertamos ilusionados, esperando que quizá nazca
una rosa por cada espina
que nos pincha en el ánimo.
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