Rutinas de domingo - Esperanza Tirado


Resultado de imagen de sartén quemada
                                     


 De la serie "Relatos sobre una cuarentena"

Se me pegaron las sábanas y me levanté casi a la hora del vermut. Con las prisas, mezclé tostadas y aceitunas y me tragué un hueso que pasó rascando por mi garganta, dejándome una faringitis crónica. La comida, a medio preparar por estar de cháchara con la vecina mientras tendíamos la colada, empezó a olerme a chamusquina.
Así que dejé a la vecina con la palabra en la boca, entré en la cocina, toda negra, como cueva de lobo. Encontré la sartén, que se quedó hecha un amasijo retorcido con olor a carne quemada. Mi cabreo fue en aumento. Sin poder comer, con todo cerrado, me fui a dar un largo paseo para tranquilizar mis nervios por las escaleras de mi bloque.
Y es que no se puede dormir tanto.






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