De la serie "Relatos sobre una cuarentena"
Estaba un poco confundida y no
sabía qué hacía allí, sentada a una mesa de cristal, frente a un
señor muy raro, en aquel recinto tan extraño, de un blanco
impoluto, casi transparente... Supuse que era el casting de OT, tenía
que ser, porque lo último que recordaba era que había salido de
casa hacia el Hotel en el que me citaron, y que me encontraba super
nerviosa. Y es que estaba a punto de cumplir mi sueño, convertirme
en una estrella de la música. Sabía que era solo un casting y que
era posible que no me elijieran pero yo confíaba en mis
posibilidades, lo iba a dar todo y con un poco de suerte estaría en
la Academia. Pero retomando mi confusión, tengo que decir que aquel
casting me parecía muy raro, no veía micrófonos por ningún lado
y aquel hombre que me miraba con una sonrisa estúpida...
-¿Cómo te llamas? – me
preguntó.
-Marta – le respondí –
Marta Rivas Fontán.
-¿Y dónde vives?
-En El Cairo...no, en
Bonston... perdón, en Granada...
No sabía ni dónde vivía,
aquello sí que era grave. Si los nervios me llevaban a semejante
estado, lo mejor sería olvidarme de cantar.
El señor aquel debió de
percatarse de mi cara de alarma porque me sonrió y en tono
tranquilizador me dijo.
-No te preocupes, guapa, es
normal. Mira, me vas a relatar un poco tu vida ¿vale? Y después te
digo de qué va todo esto.
-Pero entonces ¿esto no es
el casting de OT? – pregunté.
-Déjate de casting que no te
hace ninguna falta. Venga, háblame de tu vida que tengo que mirar lo
que hago contigo y me queda aún mucho trabajo.
-Pues...mi padre era esclavo
en el antiguo Egipto y yo nací cerca del Nilo.... creo, bueno no sé
porque...vivir viví en el Albaicín, en Granada, cuando los
musulmanes se marcharon de España yo estaba allí...algún recuerdo
tengo...aunque también tengo recuerdos de la caída de la bolsa en
el 29, vivía en Boston con mi marido, fue terrible. Lo cierto es que
todo eso no puede ser...estoy confundida, debo estar soñando. Mi
primera hija nació en Madrid recién terminada la guerra civil,
pasamos mucha hambre, éramos muy pobres, a mi marido lo mataron los
rojos, no, los otros, me parece. Y también... también estuve en una
mesa electoral cuando se celebró el referendum que aprobó la
constitución del 78, y... no sé por qué digo todo esto, debo estar
volviéndome loca, son como chispazos que me vienen a la mente....
Mi desconcierto era total y
absoluto. Nada de lo que decía tenía sentido. Sin embargo a mi
entrevistador le pareció normal.
-No hija, no te estás
volviendo loca, solo son retales de las vidas que has vivido,
entremezcladas, como le pasa a casi todos. Te refresco yo la memoria
sobre tu última vida, solo en lo necesario, y es que saliste de casa
y te atropelló un coche y aquí estás. No es el casting de
Operación Triunfo es la antesala de los que algunos llaman Cielo.
Desde aquí o te mandamos a otra vida o te hacemos eterna de la
manera que se nos ocurra. Y en tu caso, como ya has vivido el tope de
vidas que te tocaba, ahora tendremos que hacerte eterna. Estoy
pensando... que puesto que tu ilusión era convertirte en estrella de
la música, te puedo convertir en estrella, de las normales, vamos,
de las que se ven en el cielo por las noches. ¿Qué te parece?
-Bueno, si no hay más
remedio – contesté sin estar muy segura de nada.
-Pues hala, adjudicado.
Seras una nueva estrella en el firmamento.
Y dicho y hecho. De pronto
me vi tal y como estoy ahora, brillando en el cielo, cumplido mi
sueño de ser estrella, aunque en este estado no pueda cantar, da lo
mismo, me encuentro tan bien que ya no tengo ni deseos de ningún
tipo, brillo con luz propia y soy feliz como jamás lo había
imaginado. Qué más puedo pedir.
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