Estábamos
viendo la película cuando explotó la cafetera. Se acabó el café,
la película y nuestra relación. Cuando me dio el paquete me hizo
mucha ilusión; era su primer regalo. Tuve que disimular cuando vi la
cafetera. ¿A quién se le ocurre regalarle eso a una chica? Pero que
encima hubiera comprado lo más barato que encontró en el mercado, visto el resultado, ya era más de lo que podía aguantar. Esperé a
que me ayudara a limpiar el café desparramado a lo largo y ancho de
la cocina y después lo puse de patitas en la calle con esa cara de
bobo que tiene, pidiéndome explicaciones porque no entendía nada,
añadiendo una razón más para mandarlo a la porra.
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