Querida hija - Pilar Murillo


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Querida hija:
Aunque ya eres una mujer, a veces necesito verte como la niña que fuiste y que al abrazarte
sepa a prohibido por dos razones, la primera, porque nos lo han prohibido, la segunda porque
hace años que has dejado de ser cariñosa. Amable, agradable y simpática lo eres a rabiar, pero
lo de besar y abrazar hace tiempo que lo vendes caro. Yo más bien creo que en lugar de poco
cariñosa eres tímida en ese aspecto y lo llevas en los genes.
Hoy noté que a pesar de todo necesitabas ese abrazo y a mí me vino muy bien que así fuese
porque yo hace décadas que estoy huérfana de abrazos y besos, vamos, que no es de ahora.
Querida mía, nos esperan tiempos raros, y vamos a tener que abrazarnos más; así que a ver si
nos vacunamos del corona virus y si es un invento del diablo, prometo divertirme, iremos a
todas partes, tanto tú como yo somos de ese estilo. Un culo inquieto, cada una por su lado, lo
sé. He aprendido que los hijos deben volar del nido hace muchos años. Yo misma volé, a pesar
de que mi madre nunca dejó de protegerme.
Sabes hija que la distancia generacional hacen aflorar frases hechas como ésta “Ya no hay
gente como la de antes” menos mal, porque la gente de antes eran explotados a trabajar
desde muy chicos, y cuando crecían... poco cambiaba la situación, seguían siendo explotados.
Las personas que lo han tenido todo, carecen de motivación, de imaginación o de ganas de
crear.
Ayer mismo me aconsejabas que escribiese esa novela, aunque no sé si me lo dijiste por los
rollos que me marco al hablar o realmente me lo has dicho porque te gustaría leer algo mas
que las esquelas que publico en el periódico.
¿Sabes lo que te digo? Que lo voy a intentar, que dedicaré por lo menos tres horas diarias a
plasmar la vida de una mujer de esas que se diría “Ya no hay gente como antes”.
Preciosa mía, (¡Ay dios! las cursiladas que salen por mi boca cuando me refiero a ti), pero
siendo tú mi hija y yo tu madre y además la más cariñosa de las dos, para mi no es una
obligación tratarte así, me sale del corazón.
Te quiere, tu madre.

PD. Cuando vuelvas tráeme un collar de perlas de Manacor. Me traen muy bellos recuerdos
que nada ni nadie podrá borrar. Solo el Alzheimer .










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