Mente activa - Esperanza Tirado


1.200+ Viuda Negra Fotografías de stock, fotos e imágenes libres de ...

Pagaba al asesino por el trabajo realizado un mes después de cada encargo. Se reunía con cada uno en distintas localizaciones de la ciudad. Adoptaba diferentes identidades según la categoría del contrato. Ponía el máximo cuidado para evitar mencionar nombres de previos contratados. 

Su mente, activa e ingeniosa, consiguió crear una amplia red de sicarios e informantes de la que nadie conseguía escapar. 

Solo la mirada de aquella viuda negra le nubló la razón, haciéndole sentir unos escalofríos mortales. 



 

 

 

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Muy buena pareja - Marian Muñoz

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Estos días leyendo noticias sobre la detención de un policía que guardaba mucho dinero escondido en su casa, me ha hecho recordar una historia acaecida en el pueblo.

La localidad de dónde procede mi familia no es muy grande, aunque tiene cierta entidad, hay gran actividad agrícola, ganadera que además mantiene un par de queserías y una cooperativa apícola que incluso produce mermeladas. Allí viven Pepón y Catalina, él desde hace unos cuantos años es regidor del Ayuntamiento, año tras año sus vecinos le vuelven a elegir y si bien corre el rumor de meter la mano en la caja, nadie quiere ocupar su cargo al parecerles tarea para la que no están preparados. Catalina y él forman una bonita pareja, ella propietaria del único supermercado de la zona además de tener un pequeño local donde vende productos típicos que los visitantes y turistas suelen llevar de recuerdo. No hace caso a las habladurías sobre su marido porque tienen un único vehículo desde hace más de 10 años, es ella quien maneja la cuenta del banco en la que únicamente entra la paga de él como Alcalde además de los ingresos y gastos del negocio, está convencida que todo es fruto de la envidia.

Ambos trabajan y dejan sus problemas laborales en el felpudo de la puerta en cuanto entran en casa. Él es hombre cariñoso, amable y colaborador, pero sobretodo fogoso en el dormitorio manteniendo contenta a Catalina. Se conocen desde los quince años y se aman como el primer día. Pero en toda historia feliz siempre hay un tercero en discordia, en este caso Don David, bueno David a secas como él prefiere que le llamen, nuevo cura de la parroquia en sustitución del anterior ya jubilado. Hombre joven con ganas de remover espíritus y atraerlos hacia su causa, deseando que todos sus feligreses se salven y puedan disfrutar de la vida eterna. Los oficios de la iglesia son básicamente frecuentados por mujeres mayores, la juventud y los hombres van por otro lado y él querría tenerlos más cerca.

Sus inicios fueron paseos por calles y plazas hablando distendidamente con sus pobladores, charlas inofensivas para darse a conocer y atraerles al redil. Frecuentaba la cafetería y el bar, jugando con al mus, el dominó o hablando de futbol cuando había partido. Tareas que se había propuesto para relajar tensiones y animarles a visitar la iglesia. No haciendo ninguna falta pedírselo en las fiestas patronales sacando en hombros a la Virgen o al Santo, o incluso en Navidad cuando familias enteras acudían. La iglesia cuenta con un salón de reuniones infrautilizado, se encargó de darle utilidad usándolo para realizar manualidades por niños y jóvenes, confeccionando adornos destinados a engalanar sus calles en la época de fiestas, teniendo mucho éxito y dándole satisfacción al reunirles en tan sagrado lugar.

Pero éste sacerdote es si podemos decir un culo inquieto y se le ocurrió la gran idea de encontrar algún rival al actual alcalde, quien se resistía a pasar por el aro de un acercamiento a la parroquia. Un hombre del pueblo iba a ser difícil de convencer porque todos estaban muy a gusto con el actual mandatario, una mujer sería lo ideal y quien más preparada de la población era Catalina al estar al cabo de la actualidad acudiendo todas las semanas con sus productos locales a ferias y mercados de los alrededores además de venderlos por internet, eso le convenció de que era la mejor candidata para la Alcaldía. Le costó persuadirla porque no estaba en su ánimo echar del puesto a su amor, además de comprender que no tendría ningún éxito en esa tarea por el conocimiento que tenía de sus paisanos. Tras pensárselo mucho, aceptó, quería dar un poco de vidilla a su vida rutinaria fuera de casa al hablar con vecinos y familiares pulsando opiniones sobre cómo mejorar la vida de todos. Fue David, el cura, el encargado de todos los trámites para inscribirla como principal candidata en una lista electoral más bien pequeña, llegado el momento y al enterarse Pepón le empezó a hervir la sangre, como su mujer había sido capaz de prestarse a tal manipulación del cura novato, no lo comprendía.

En casa no podían hablar de ello, era una premisa que en toda su vida de casados no habían roto, para comentarlo decidieron quedar en su lugar favorito, en la ribera del río, donde se veían cuando eran novios, allí él le recriminó ser su oponente y ella divertida respondió que si dudaba del cariño de sus electores mejor dejara el puesto a otro. Al final dándose la mano en señal de buena rivalidad se desearon suerte. Ambos recorrieron la localidad hablando con unos y con otros, contando sus proyectos y lo que pensaban mejorar sin subir impuestos, continuamente tenían espías informándoles sobre las propuestas del otro para así mejorar las suyas. Catalina se lo pasaba en grande convencida de no tener probabilidad de ser elegida, pero Pepón eso no lo descartaba y cada día se afanaba más para ganarse los votos que tan fielmente le habían elegido durante todos estos años.

Lo que nunca nadie supo es que si él era fogoso en el dormitorio al tener delante una buena rival le ponía aún más y ella emocionada con sus muestras de afecto disfrutaba de lo lindo. Llegó el día de las elecciones y David andaba nervioso pensando que había apoyado al candidato ganador, pero la cruda realidad volvió a ponerle en su sitio al ganar Pepón por tres votos del correo. Catalina divertida porque nada cambiara, pero sobretodo porque él tendría que cumplir con lo prometido al tener enfrente a su equipo para exigírselo, siendo el pueblo quien realmente ganaba. Pero lo verdaderamente importante era que estaba radiante gracias a la fogosidad de su marido, habiendo dado frutos y por fin iban a ser padres. Los vecinos divertidos por la contienda y aliviados con el resultado estarían otros cuatro años más sin tener que preocuparse únicamente de lo suyo porque su regidor tendría que ocuparse de lo de los demás.



 

 

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Pensamientos

                                           Hombre con una segadora eléctrica sobre hierba verde: fotografía de ...

 

 

Sin hacerme ni un poquito de caso sigue a lo suyo. Desde que tiene esa barredora ruidosa pienso que no le importa que mis pétalos brillen a la luz del sol, ni que mis hojas estén cada vez más grandes y verdes. Es un pensamiento general entre las compañeras del parterre, ni nos mira ni nos mima como antes. Y a veces se nos cae la corola de pena. Y él sigue con su nuevo juguete asustando hasta a los bichitos que se asoman por la hierba.

 

 

 

 

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El mundo es un pañuelo - Marian Muñoz

                                         Cabello Azul, Cabello, Cabeza, Mujer

 


Buenos días queridos radioyentes, en el programa de hoy tenemos una petición muy especial y muy emotiva que les hacemos llegar por si alguno de ustedes puede ayudar a Manuel, quien al sufrir un accidente ha vuelto a recordar un momento importante de su infancia, escuchémosle:

Mi estancia en el hospital fue más liviana de lo que prometía, los médicos hicieron un rápido diagnóstico y tratamiento siendo mi mejoría síntoma de un buen pronóstico. Posiblemente también ayudara a recuperarme el sonar insistentemente en mi cabeza, como en bucle, una canción de niñez que adoraba por verme retratado en ella. La cantaba Pedrito Fernández y aunque no me acuerdo de toda la letra debí de memorizar la parte que me recordaba a una compañera de pupitre.

La de la mochila azul

La de ojitos dormilones

Me dejó gran inquietud

Y bajas calificaciones

No vislumbraba como después de tantos años mis sentimientos de aquellos días de colegio se hicieran tan nítidos y volviera a repetir, como si fuera un mantra, aquella música y aquella letra.

De recuerdo me quedan sus colores

Las hojas del cuaderno

Dice amores de borrones

Yo quisiera mirarla en su pupitre

Porque si ella ya no vuelve mi salón será muy triste

A nadie de la familia comenté revivir la canción, seguramente tras el tiempo transcurrido no comprenderían la admiración infantil por mi compañera y amiga, quien un día desapareció y jamás volví a verla ni a saber nada de ella.

La vida continuó para mí, supongo que igualmente para ella, acabé mis estudios, encontré trabajo y formé una familia maravillosa de la que estoy realmente prendado, salvo los contratiempos naturales de la vida tenemos una existencia placentera, hasta el desmayo que sufrí en la calle, aparentemente un bajón de tensión por el estrés que hizo caerme en la acera, golpeándome la cabeza con una papelera. Gracias a Dios sólo fue un chichón con mucho dolor de cabeza y tras unos días de ingreso hospitalario más una semana de baja, ya estoy restablecido.

La sorpresa surgió al volver a salir a la calle, en el barrio los vecinos de negocios cercanos al lugar de mi accidente, testigos del mismo, me cuentan que una mujer con pelo azul estuvo acompañándome todo el tiempo hasta llegar la ambulancia. No sé quién era, nadie sabe quién era, yo tampoco al no estar muy lúcido, pero tengo grabada en la memoria una mirada, aquellos ojos me recordaron y me recuerdan a los dormilones de mi amiga de infancia, quizás por eso la canción no para de sonar en mi cabeza.

Si ha sido ella quien me ha atendido en mi desmayo me gustaría encontrarla, no sólo para mostrarle mi gratitud sino para saber de ella, cuál fue el motivo de su marcha y como le ha ido en la vida. Fue alguien importante en la escuela y mucho más ahora.

Este es el motivo de mi llamada a la radio, si alguien la conoce o se reconoce a sí misma, agradecería se pusieran en contacto conmigo, mi interés es simplemente amistoso y de agradecimiento, la vida nos hace dar muchas vueltas, pero al final va a ser cierta la frase que dice “el mundo es un pañuelo y nosotros los mocos”.

Bien queridos oyentes, ya sabéis el número de nuestras líneas telefónicas, sería una gran historia que estas dos personas, si es que son realmente amigos de infancia, se encontraran nuevamente.



 

 

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Mente activa- Esperanza Tirado

                                           Viuda Negra, Araña, Insecto, Arácnido

 

Pagaba al asesino por el trabajo realizado un mes después de cada encargo. Se reunía con cada uno en distintas localizaciones de la ciudad. Adoptaba diferentes identidades según la categoría del contrato. Ponía el máximo cuidado para evitar mencionar nombres de previos contratados. 

Su mente, activa e ingeniosa, consiguió crear una amplia red de sicarios e informantes de la que nadie conseguía escapar. 

Solo la mirada de aquella viuda negra le nubló la razón, haciéndole sentir unos escalofríos mortales. 

 

 

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Camino encantada - Esperanza Tirado

                                                  árboles verdes junto a un cuerpo de agua tranquilo




Tras superar los primeros diez kilómetros de sendero pedregoso me sentí la reina de la montaña. Me detuve a hacer unas fotos y a reponer fuerzas. Mis compañeros, más acostumbrados a las rutas tempraneras, me llevaban la delantera. Casi ni les escuchaba. Cerré los ojos, en dirección al Sol que ya nos acompañaba desde allá arriba y sentí un abrazo cálido. Respiré todo el aire que pudieron acumular mis pulmones y corrí en busca de mis compañeros. Cual corderillo feliz entre piedras, flores y musgo, deteniéndome curiosa aquí y allí. Recogiendo flores, volteando piedras, descubriendo a sus pequeños habitantes…

Apenas doscientos metros nos separaban. Casi había llegado a su altura.

Oía el eco insistente de su llamada, no fuera a despistarme. Dada como era estrechar mi contacto con la naturaleza cada vez que salíamos de monte.

Dejé mi mente en blanco; en verde, mejor dicho, y escuché agua fluir. Un sonido que se multiplicaba y rebotaba entre los árboles. Me abracé a uno, grueso, verde y con más arrugas y marcas del tiempo que había visto jamás; de esos que parece que han estado ahí desde antes de que el mundo llegase a visitarlos. Y volví a respirar fuerte, cerrando los ojos.

Cuando los abrí me vi rodeada de verde. Esta vez un verde oscuro, casi negro. El Sol se había apartado, dejando su espacio al Nuberu.

Maldito Xuan Cabritu’, protesté para mis adentros. ‘¿Ahora cómo voy a seguir mi ruta?’.

Mi enfado duró lo que dura un rayo de sol en una primavera asturiana. Y dirigí mis pies hacia el sonido del agua que había escuchado antes.

Ya no recordaba a mis compañeros, pero no sentí inquietud ya que me sabía bien vigilada por el Pataricu. Así que continué caminando, buscando el agua, atenta a las señales hasta llegar a una fuente de piedra. Allí sacié mi sed. De agua y de verde. Y sentí que un Ojo enorme me miraba hasta atraparme.

Me llamo Deva. En otra vida fui senderista. Hoy vivo apartada del tiempo, dentro de la Naturaleza, como un ser mágico más.

Si pasas cerca de alguna fuente a reponer fuerzas, escucha con atención el borboteo del agua. Cierra los ojos y respira. Tal vez me escuches fluir.



 

A la sangre le cuesta volver al corazón - Marga Pérez

                                        manos de adultos y niños sosteniendo el corazón rojo sobre el fondo del agua, salud del corazón, donación, concepto de rsec, día mundial del corazón, día mundial de la salud, día de la familia - corazon fotografías e imágenes de stock

 


Si pudiéramos dar marcha atrás en el tiempo y cambiar algo...Yo modificaría la muerte de la bisabuela. Si, una muerte triste y muy prematura … Pero el pasado no se puede cambiar, aunque creo que hoy sí puedo hacer algo para modificar el futuro… Bueno, os cuento.

Cuando murió la bisabuela, a Felisa, la hermana de la abuela, le cambió la vida de la noche a la mañana. Ella era joven, con ilusiones, despreocupación y seguro que con ganas de vivir… igual que yo y todos vosotros, pero, con la muerte de su madre tuvo que hacerse cargo de la casa, de su padre y de seis hermanos más pequeños que ella, como bien sabéis. Era lo que había. A la mayor le tocaba ser la sustituta. ¿Creéis que hoy sería distinto? Lo dudo…

Seguro que nadie le consultó si quería, o si le venía bien en aquel momento, ¡menudo marrón! lo sé por mamá, la abuela lo veía desde si misma y le hablaba mal de ella y de lo mal que la trataba, no podía ponerse en su lugar… Fue una auténtica guarrada que su madre muriese precisamente en aquel momento. No sé si sabéis que no hacía mucho que la guerra civil había acabado. Ni me imagino qué es vivir con una guerra, pero sé que Felisa empezaba a respirar después de aquel terror absurdo. Estaba enamorada y, aunque sé que a su padre no le gustaba aquel novio, a ella, joven e inconsciente, le importaba más bien nada, no me extraña, yo haría lo mismo. Se veían a escondidas en el pueblo y eso que todos los conocían.

La situación económica de la familia entonces no era boyante, todo lo contrario, aunque con dignidad mantenían aquel estatus social de “familia bien”, que siempre habían tenido, intacto y limpio de polvo y paja, como decía la abuela. Era una familia respetable, pero, también respetada por lo buena gente que era. Y eso pesaba en el ánimo de Felisa.

Al colegio de las monjas ya no iba. En aquella época las niñas bien sólo estudiaban una cultura general, los niños ya era otra cosa, y ella la había terminado. Bordaba en casa el ajuar para cuando se casase, salía con las amigas de toda la vida y, sin que nadie se enterase, cortejaba con aquel novio al que consideraban poco pero por el que “bebía los vientos”, esto me lo dijo Felisa no hace mucho, tal cual ¡Qué horror! Beber los vientos…

Cuando su madre murió todo se trastocó y Felisa pasó, muy a pesar suyo, de ser hija a ejercer de ama de casa. Sus dos hermanas pequeñas, la abuela Rosa y la tita Clara, tampoco lo tuvieron nada fácil, perdieron a una madre y no encontraron el cariño perdido en su hermana. Ella pasó a ser una madrastra para ellas, palabras textuales de ambas. ¡Cuánto les hizo de rabiar! Si ella no podía pasarlo bien sus hermanas tampoco. Ellas dos fueron las víctimas propicias de su rabia “contenida” decía mamá cuando salía el tema, pero sólo con ellas afloraba la mala leche. Se conoce que ya la traía de serie porque si no no lo entiendo… Los demás hermanos enseguida se pusieron a trabajar, salieron de casa, y alguno hasta cruzó el charco buscando mejores oportunidades. Era una época de auténtica pobreza y está claro que emigrar no era lo peor que les podía pasar.

En la casa de la abuela pronto quedaron las tres hermanas, solas, con su padre, ausente de los asuntos domésticos, como buen padre de familia. Felisa, la abuela y la tita Clara, tres hermanas que querían disfrutar y no siempre se les permitía. Una, porque sus obligaciones domésticas se lo impedían y las otras, porque su hermana mayor no les dejaba, y esto marcó su relación, aunque en unos años Felisa se casó y se fue a vivir a otro pueblo con su marido.

Las tres crecieron con la espinita clavada de aquellos años tan difíciles y no perdían ocasión de echarse en cara, muchas veces sin claridad, aquello que les dolía.

No tenían buena relación aunque tampoco se puede decir que fuera mala, era una relación amor-odio envuelta en educación, religión y saber estar. Aunque, de tarde en tarde salían sentimientos de culpa por no contribuir lo suficiente al entendimiento, y eso que acabaron viviendo las tres en el mismo pueblo y no muy lejos las unas de las otras, eso sí, cada una en su casa y con su vida, a pesar de que mamá intentó que viviesen juntas al quedar viudas, pero fue imposible.

Felisa y la abuela Rosa se casaron. Clara quedó para vestir santos, como se decía entonces, y fue a lo que se dedicó. Creo que en la vida no hizo otra cosa. De las tres solo Rosa tuvo hijos, y con los años, nietos, como sabéis soy la mayor, y estuve años viendo cómo esa espinita de su infancia seguía haciendo de las suyas. Intacta. En la abuela puedo asegurar que enquistada en el mismo lugar en el que se había clavado hacía más de setenta años, pero, por como hablaba, doliendo lo mismo… Unos meses antes de morir, tomando juntas el café con leche de media tarde, charlábamos de la familia, y, cómo no, los resentimientos, mil veces oídos, volvieron a salir . Me atreví a interrumpirla y preguntarle por la edad que tenía su hermana Felisa cuando quedaron huérfanas. Había oído muchas veces la historia sin tener claro este dato. Le costó dar con la fecha pero al darse cuenta que su hermana tenía diecisiete años, que casualidad, los mismos que tenía yo, dejó de hablar, sólo me miraba como extrañada, como si nunca me hubiera visto… Fue curioso, se fue encogiendo, vamos, se hundió en la butaca ¡literal! Le empezó a temblar una mano mientras se la apretaba con la otra y así, sin más, se echó a llorar… ¡qué mal trago! nunca la había visto así. No hacía ruido pero no podía parar. Tenía la mirada en otro lugar... Sólo le hice una pregunta, de verdad, no quería que llorase. Fui a buscar un vaso de agua. Cuando volví oí cómo repetía una y otra vez el “ era una cría, era una cría” que tanto me machaca cuando pienso en ella. Mamá me dijo que no me preocupara, que la había ayudado pero no sé muy bien cómo, la verdad…

Pues bien, después de lo que os acabo de contar, quiero dejar aquí constancia de que renuncio a la primogenitura que ostento. Ya lo sabéis. Dicen que soy igual que Felisa. Lo mismo me da. Espero que haya quedado clara mi voluntad. Hay guerra cerca… ¿Y si llega ?… ¿Y si mamá…? Dios no lo quiera ¡Me muero! Sólo de pensarlo siento lo que debió de sentir Felisa ¡pobre!. Soy una cría , igual que ella, y sé que no me vais a preguntar ¡NO! Es mi respuesta.


 

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