Los ojos tristes de la pequeña prisionera se reflejaban en los ojos amarillos de los cocodrilos. Era carne envuelta en celofán, una cría de algún ave, criada para alimento. Soy yo, sin aire, sin alas, colgada de un gancho, me balanceo. Ellos esperan. No me odian. Solo tienen hambre. El zoo abre en diez minutos. Yo ya he terminado mi tiempo.

Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario