En este blog encontrarás los relatos escritos por los participantes del taller de escritura "Entre Lecturas y Café", así como la información de las actividades del club de lectura del mismo nombre.
Día de la madre - Dori Terán
Abrió la bonita caja de flores tirando de un extremo del lazo rosa que sujetaba la tapa en un abrazo apretado y brillante. Era el día de la madre. Para todo se ha fechado un día en este mundo nuestro. Un día para centrar la atención en el asunto, así que tocaba festejar, regalar y celebrar. Inés había oído decir muchas veces a sus chicos que esto era un invento del Corte Inglés y cada año asumía en su sentir con toda la lógica racional que le era posible, el hecho de no recibir ningún regalo con tal motivo. Algún cambio se había producido este año en la mente de los chiquillos, o en su espíritu, o en su sentir…o en cualquiera de sus otros cuerpos sutiles. Su hija llegó muy temprano sonriendo con alegría y con las manos llenas de la cajita floreada y enlazada. Tras ella apareció el muchachito barbilampiño que abrazó a su madre. Destapado el misterio de aquel jardincillo portátil de cartón, Inés quedó estupefacta al ver su interior…¡¡un colador! Lo cogió en sus manos y dándole vueltas intentaba comprender el sentido de tal obsequio. La carcajada de su hija ante la cara asombrada y confusa que puso la devolvió al mundo real. -“Escucha mamá”, y le recitó:
Este artilugio de alambre pon junto a tu corazón y coloca en su filtro limpio toda la desazón, la que te hemos causado mi querido hermano y yo. Nunca agradecimos tu entrega que los cuidados nos dio y ese tu alma tan bella que nada a cambio pidió. Nuestro egoísmo como agua se irá por el colador En el día de la madre y todos los días de la vida déjanos curarte la herida del olvido diario hacia ti y llenarte cada instante del espejo de tu amor.
Inés hubo de sacudirse las lágrimas con la mano para poder abrir el sobre donde el poema estaba escrito. Lo besó con devoción y lo depositó en la caja volviendo a anudar la lazada. Y cada año, el día de la madre vuelve a abrir la cajita, a leer el poema a acariciar el colador y guarda de nuevo con ellos todos los actos de cariño, respeto y devoción con los que la agasajan y veneran todos los días de la vida sus chicos.
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