Hasta que la quisieran como se quiere a una madre, hasta que llegara ese momento en que llamaran a la puerta y la abrazaran como una más de la familia. Solo les pedía eso, un poco de comprensión. Esperaba que llegara ese momento feliz. Que no borraría jamás aquellos días, con todas sus noches, en que su esposa, su madre, dejó de reconocerles, de darles el beso de buenos días, de sonreírles… En sus últimos días había encontrado a alguien que se le parecía tanto. Solo esperaba que ellos también comprendieran aquella semejanza.
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