Regálame felicidad - Pilar Murillo


                                       


A veces no hay amor y sí deseo y pasión.
Pero la conjunción de estos sentimientos,
Hacen que se busque la felicidad
Por todos anhelada.
No es obligatorio que se amen, aunque es importante
Que sin llover, estén mojadas sus más ocultas partes.
Se habla mucho de que el camino para buscar el gozo
Se encuentra con los preliminares,
Más que hablar, hay que hacer trabajos manuales.
Por supuesto también los vocales.
Con unos labios carnosos que rocen una boca excitada
Los senos de ella apuntaran al firmamento.
Las manos, muy importante, revoloteando como paloma alada.
La suma de dos cuerpos donde si hay gemidos,
No cabe después la duda de un arrepentimiento.
Sudar entre el vaivén eléctrico de una persona que se siente amada.
No pondré rima soez para nada, a no ser que se diga pasmada.
De repente, dejarse ir, poner los ojos en blanco.
Vulgarmente, volverse locos.
Es un orgasmo sonoro de cinco segundos.
El placer, hasta llegar a él fue mucho más prolongado.
Cuerpos extasiados, sudados, destapados.
“Hace frío, cúbreme de nuevo” dijo ella
sonrojada; “dame veinte minutos”
respondió él sin apenas aliento,
“Te daré toda mi vida pero regálame felicidad” le susurró,
“Como la que ahora siento”.





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