El sol de la tarde se vió sorprendido por una lluvia débil y fina que cubría el espacio con una cortina brumosa y húmeda. Esta primavera está loca, tal pareciese que un conjuro hubiese atado todos los aspectos de la existencia en un vaivén de inestabilidad y cambios continuos y veloces. El taller de escritura me estaba esperando y una desgana inmensa se había apoderado de mi. “Ahora caminar hasta allí…ufff, esta tortura de agua que sin mojarme penetra sin respeto y me cala hasta los huesos…uff que plan! “ ¡No!, me grité a mí misma, tienes que ir. Llevaba dos meses sin aparecer a la cita semanal en la que leíamos los relatos escritos en nuestra casa sobre un tema previamente acordado. Llevaba dos meses sin escribir. Esta primavera esta loca. Primero fue la operación en mi cadera, es curioso como para reparar algo en mal estado ha de hacerse agrediendo. Me sometí al protocolo de hospital y a una sesión de quirófano donde completamente despierta escuché cuanto sucedía y llegué a preguntarme si me estaban operando o haciendo alguna mesa, algún armario u otro trabajo de carpintería. –“Dame el martillo…aprieta ese tornillo…quiero el escoplo…”, así sonaban los instrumentos. Luego tuve que combinar el desafío de mi inutilidad total para los movimientos útiles de la vida, con la marcha de Javier, la avería de la lavadora, el entierro de María…¡Ay esta primavera está loca! Las musas se alejaron de mi inspiración y de mis ansias. Ya era suficiente, sin más disculpas, hoy iba a ir. Cogí el paraguas de cuadros que reposaba en el paragüero, era mi favorito. Hay una historieta de mi vida íntimamente ligada a él que algún día será protagonista de un relato. Ya en la calle paré mi marcha en la acera bajo los soportales para encender un cigarrillo y apoyé el paraguas en la barandilla solo el segundo que se tarda en un clic de mechero. Cuando me giré para recogerlo, ví con asombro que había desaparecido. Continué el camino, ahora mojándome de verdad y con la certeza y seguridad de que este episodio y despedida de mí querido paraguas era el aviso de que los cambios iban a continuar en mi vida. Espero sean para bien. ¡Esta primavera está loca!
Adora Dori
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