No
entendía el problema de mi empresa, según inspección de hacienda
los ingresos eran más del doble de los declarados, sin embargo, por
más que contaba el dinero en el cajón, ni faltaba ni sobraba,
aquello era todo un misterio.
Menos
mal que para aliviar mis preocupaciones me desahogaba con mi
secretaria, hasta que buscando un condón entre sus cajones, encontré
un tampón con el sello y datos de la empresa, además de un centenar
de facturas falsas.
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