Llegó con una
cajita de madera que deposito sobre la mesa frente a mí. Le pregunté
con la mirada que qué era aquello y directamente lo
abrió. Dentro había una funda de terciopelo de color rojo que a su
vez guardaba algo en su interior. Me dijo "cógela y
ábrela". Aquello en mis manos se movía, abrí la funda y en ese instante
volvió a decirme: "Tienes en tus manos a mi corazón."
Desde entonces llevamos un ritmo de vida acompasado.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario