Luchando contra el miedo - Marga Pérez

                                          Resultado de imagen de haz de luz violeta


Cuando Jonathan abrió los ojos se vió en distintas posiciones suspendido sobre un haz de luz violeta. Cada movimiento de ojos que hacía se reflejaba en una especie de pantalla inmaterial que giraba a su alrededor. Su cuerpo, envuelto en una especie de film transparente, brillaba entre datos e imágenes de órganos, suponía que suyos, que variaban continuamente informando no sabía a quien. Estaba solo. Ni rastro de vida humana.
Jonathan intentó mover una mano. Las pantallas se centraron en ella. En una aparecía su mano. En otras cada dedo, separando en capas piel, músculos, tendones, nervios, huesos, arterias, venas y vasos capilares. Miles de datos se sucedían vertiginosamente al lado de cada una. Lo mismo sucedió al mover el brazo, un pie y posteriormente las piernas. Jonathan quería ponerse en pie y lo consiguió sin mucho esfuerzo. La luz violeta lo acompañó por todo el espacio como si de su sombra se tratase mientras que, atónito, se observaba en los monitores sin saber que era todo aquello.
Su cabeza empezó a bullir tratando de ordenar ideas, recuerdos, sentimientos y vivencias. Aparecieron nuevas pantallas llenas de neuronas, nervios y luces de colores recorriéndolos a velocidades vertiginosas, igual que la proliferación de datos.
Jonathan, ante el vértigo que sentía, cerró los ojos . Trató de concentrarse en su persona. Aislarse de la frialdad del lugar en el que estaba. Sentir... Poco a poco fueron apareciendo imágenes: su madre, su novia, su mejor amigo...Una lágrima se deslizó por su mejilla provocando que volviese a su posición original. No tenía ni idea cómo lo hizo, pero volvió a estar acostado, ahora sin poder moverse.
Una voz protocolaria con acento argentino y sexo indefinido llegó directamente a sus oidos, como si tuviese unos cascos puestos, pero sin tenerlos.
- La alarma saltó por espasmo nervioso agudo. No podemos medicarle sin su permiso. Aconsejamos terapia de choque con alfabetabloqueantes del riego salino ocular. Estoy a la espera de ser autorizado.
Jonathan no entendió nada. En las pantallas se sucedían datos y más datos entre cantidad de luces de colores recorriendo una maraña de filamentos blancos flotando en un mar negro y profundo.
-¿Quien es usted? ¿Qué hago aquí? ¿Qué es ésto?¿Por qué no me puedo mover? Jonathan no salía de su asombro y necesitaba respuestas.
-Además del alfabetabloqueante para el riego salino ocular solicito permiso para administrarle sedación ligera. Después se encontrará mejor y podremos hablar de lo que quiera.
-¡No! Necesito hablar ahora y moverme ahora.
Como por arte de magia Jonathan pudo levantarse y caminar libremente. La luz violeta le hacía tener un aspecto fantasmal. Se asustó al verse reflejado en los monitores de la sala pero se vino arriba viendo que ya era el.
- Dígame, por favor, ¿qué es todo ésto? no entiendo nada.
-Ya lo sé pero saberlo puede tener para usted unas consecuencias negativas que le hago saber: Insomnio, astenia, confusión mental, alteración nerviosa, riego salino ocular, histeria, trastorno mental, suicidio...¿sigue queriendo saber?
- Si, ¡claro que quiero saber!
- Pues pregunte, responderé a todas sus dudas. Si viese que está en peligro de sufrir alguna alteración, ¿me autoriza a medicarle convenientemente?
- No, no se preocupe, no me voy a suicidar. Y lo demás creo que podré gestionarlo sin ayuda farmacológica, gracias. ¿Qué es ésto? ¿Dónde estoy?
- De una en una, por favor. Esto es una unidad especial de seguimiento. Está en Asturias.
-¿Y que hago aquí? -No le había aclarado nada-
- Hace dos años fue encontrado durante el deshielo. Observamos cómo evoluciona.
-¿Deshielo? ¿De qué me habla?
- En los últimos treinta años la temperatura en esta zona fue subiendo hasta alcanzar un eterno verano. La nieve de todos los neveros acabó desapareciendo. El último hace dos años.
-Y ¿qué tiene que ver éso conmigo?
-Usted estaba en ese nevero
- ¿Cómo? Todos los monitores reflejaron movimientos súbitos y colores más intensos.
-Necesita regular su tensión nerviosa. ¿Puedo darle algo?
- No. Continúe...yo estaba en ese nevero... -dudó en decir lo siguiente pero lo dijo- ¿congelado?
-Si. Había estado usted congelado y con el deshielo se fue descongelando.
El hombre del deshielo volvió a su estado petrificado. Permaneció quieto y en silencio varias horas. La voz también dejó de hablarle. Así estuvo hasta que volvió a preguntar
-¿En que año estamos?
-En el 3.811
En silencio Jonathan volvió a su posición vertical y caminó por la estancia buscando una puerta.
-No lo haga. Le dijo al oido la voz . No está preparado . En este lugar puede estar cuanto tiempo necesite. No debe ser fácil volver a la vida después de tanto tiempo y sin ninguna preparación. Sabemos que en el milenio 2.000 no era posible la vuelta. Incluso ahora, que se les prepara, tienen un periodo de adaptación. Cuanto más antiguos más largo. Su congelación tuvo que ser accidental. Tenga paciencia y permítame que le medique, lo necesita.
Haciendo caso omiso a lo que la voz le decía buscó la puerta que se abrió, sin ningún ruido, cuando pasó ante ella. Perdió la protección luminosa nada más salir . Volvió a verse vestido como un paisano. Entró directamente en la oscuridad de la noche y caminó cabizbajo sin rumbo.
No había vejetación a la vista ni hierba bajo sus pies. El aire tenía un olor a habitación cerrada y acabó sintiéndose fatigado, como hacía mucho que no se sentía. Los primeros colores del amanecer iluminaban timidamente ya sus pasos cansados. Se sentó mirando hacia el horizonte. No podía pensar, sólo mirar.
Miles de naves espaciales circulares: pequeñas, medianas, más grandes... se movían ante sus ojos. Sin ruido. Sin luz. Sin prisa pero a gran velocidad. Era como el despertar de los insectos con la luz del amanecer. Lo innundaban todo. Desde el mar hasta no sabía bien dónde. Frente a él una de las pequeñas permanecía inmóvil. Suspendida en el aire. Esperándole.
-Vete. No estoy preparado para ésto.
- Avanzar es vivir. No tire la toalla. El poder está en usted. Le susurró la voz al oido .
En este punto el hipnotizador procedió a sacarlo de su estado, le sujetó con fuerza la cabeza y con voz firme le dijo:
-Voy a contar tres hacia atrás. Cuando llegue al cero despertará y no recordará nada de lo vivido. Sólo sentirá el poder de su mente. Ya no hay obstáculos para avanzar. Podrá enfrentarse a su miedo.
-Tres, dos, uno, cero. ¡Listo!







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