Me
presenté ante las puertas del cielo y allí San Pedro me echó de
una patada. Otros en mi lugar armarían una pataleta,
yo opté por aceptar mi destino, después de todo ir al infierno
me lo gané a pulso y mi estancia en él es la consecuencia de tantas
cosas malas que hice en vida. Sinceramente, el cielo no era una
opción, pero lo poco que vi de él me pareció infinitamente
aburrido.
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