El último puente - Cristina Muñiz Martín




Tenía por delante un puente festivo. Cuatro días enteros para disfrutar. Bueno, eso creía yo. El primer día, cuando me disponía a salir de viaje, no encontré mi coche donde lo había aparcado. Pasé la mañana en la comisaría, haciendo la correspondiente denuncia. Por la tarde me llamaron para decirme que el coche había aparecido abandonado. Le habían hecho un puente, pero por lo demás estaba perfecto. Contenta por la aparición de mi vehículo, programé la salida para la mañana siguiente. Bueno, eso creía yo. Esa misma tarde me rompió un puente dental a causa de una caída. Me puse tan nerviosa que me mordí la lengua y pisé las gafas, rompiendo también el puente de la montura. Sin gafas no podía conducir. Me sentía atrapada. Decidí mirar vuelos en el puente aéreo. Solo quedaba un billete. Era caro, pero merecía la pena. Llegué justo a tiempo de coger el avión. Me senté, intentando relajarme, queriendo olvidar cuanto me había pasado, cuando, de repente, marchó la luz. La oscuridad era total, pues ya habían dado las diez de la noche. Apareció una azafata, como si de una figura espectral se tratase, portando una linterna. Al parecer la avería era importante, pues no funcionaban ni la luces de emergencia. Nos mandó permanecer sentados y en calma. Yo intenté relajarme, juro que lo intenté, pero mi cabeza no dejaba de pensar en cuanto me había sucedido: el puente festivo, el puente en el coche, el puente dental, el puente de las gafas, el puente aéreo…Entonces me di cuenta de la coincidencia. Pero no. No podía ser una coincidencia. Era imposible. Tenía que ser una broma de esas de cámara oculta. Pues a mi no me estaba haciendo ninguna gracia. Según dicen, aunque yo no lo recuerdo, me levanté, fui hacia la azafata de la linterna, la tiré al suelo, la pisoteé y le rompí el puente de la nariz. El médico habló de un ataque de ansiedad. Acabo de escapar del hospital, donde debería estar durmiendo, porque no podía soportarlo. En mi cabeza no hace más que retumbar la palabra puente. Ya estoy subiendo a él. Seguro que éste no me falla.





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