Paseando
mientras hacía acto de contrición y examen de conciencia
para confesarse, no se fijó por donde caminaba y al pisar en falso,
cayó terraplén abajo, parando en su caída justo antes de que el
terreno
se hiciera pantanoso, donde sin duda, se habría ahogado.
Aseguraba
que Dios le había salvado al saber de su arrepentimiento y su
propósito de enmienda, desde entonces le devuelve el favor, saliendo
los viernes santos en procesión con la cofradía.
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