Modas - Gloria Losada



     Al principio fueron solo las chicas, pero al cabo del tiempo ellos también se apuntaron a la moda. Todos llevaban sus dedos cubiertos por dedales, no importaba que fuera incómodo y que a veces, casi siempre, no les permitiera hacer su trabajo, el caso era ir a la moda. Los dedales eran de lo más variopinto. Los había de metal, de madera, de porcelana, de cuero, de cristal, con dibujos, lisos, transparentes, con rugosidades, hasta con pinchos, al estilo punk. Las tiendas de dedales proliferaron primero en la ciudad, luego en el país, después en el mundo entero. María contemplaba atónita semejante despliegue. Todavía recuerda cuando se pilló el dedo con la caja fuerte del banco en el que trabajaba. Como no tenía nada a mano para protegerse se puso un dedal que tenía en un pequeño estuche de costura que llevaba siempre en el bolso. A su compañera le llamó la atención aquel gesto tan chic y al día siguiente apareció ella también un dedal en su dedo. Así empezó todo.

















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