Dos más dos, cuatro - Cristina Muñiz Martín


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Sonarán trompetas y laúdes.
–¿Eh? ¿Pero qué dices, chaval? ¿Así piensas pasar el período de prueba?
Javi miró a su jefe desconcertado. Le había mandado escribir un artículo sobre lo que podía ser el fin del confinamiento y que le diera algún toque musical. Y eso de trompetas y laúdes le sonó bien. ¿Dónde estaba el problema?
–Que estamos en Asturias, hombre –dijo el jefe a su becario. Que sean gaitas y tambores.
Sonarán gaitas y tambores y las autoridades saldrán a los balcones…
–¡Para! ¡Para! ¿Cómo que saldrán a los balcones? Lo primero, que con tambores y balcones tienes una cacofonía y lo segundo, que las autoridades tienen que estar con los pies en la tierra, para que la gente sienta su cercanía.
Javi resopló. Su jefe lo tenía harto, nunca estaba a gusto con nada de lo que escribía. Además, todos los responsables hablaban desde los balcones o a distancia, si lo sabría él. Pero en fin, quien manda manda.
Sonarán gaitas y tambores y las autoridades acompañarán al pueblo en su alegría por haber derrotado al coronavirus, alegría que quedará rota cuando les hablen del tijeretazo que tienen preparado.
–¿Qué? ¿Pero tú estás tonto o qué, chaval? ¿Qué es eso del tijeretazo?
–Si lo dicen hasta ellos, que habrá que hacer recortes.
–Ya, hombre, ya lo sabemos, pero no hace falta decirlo de esa manera. Trae, anda, que acabo yo el trabajo y te lo leo a ver si aprendes de una vez.
Sonarán gaitas y tambores y la gente saldrá a la calle con gran alborozo acompañada de sus representantes que se unirán a ellos como un solo ser, siendo los primeros en poner su granito de arena para la recuperación económica del país, comprometiéndose a no subirse el sueldo al menos en el presente año.
– ¿Ves, chaval? Así, así es cómo se escriben las cosas. Anda, sigue tú, a ver si escribes algo en condiciones.
Javi suspiró. Cuánto se arrepentía de haber estudiado periodismo. Había trabajado de becario en otro periódico de corriente contraria y ya no sabía a qué atenerse. ¿Criticar al gobierno, alabarlo o decir simple y llanamente la verdad? Con lo bien que se le daban las matemáticas donde dos más dos siempre son cuatro.







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