Sonarán
trompetas y laúdes.
–¿Eh?
¿Pero qué dices, chaval? ¿Así piensas pasar el período de
prueba?
Javi
miró a su jefe desconcertado. Le había mandado escribir un artículo
sobre lo que podía ser el fin del confinamiento y que le diera algún
toque musical. Y eso de trompetas y laúdes le sonó bien. ¿Dónde
estaba el problema?
–Que
estamos en Asturias, hombre –dijo el jefe a su becario. Que sean
gaitas y tambores.
Sonarán
gaitas y tambores y las autoridades saldrán a los balcones…
–¡Para!
¡Para! ¿Cómo que saldrán a los balcones? Lo primero, que con
tambores y balcones tienes una cacofonía y lo segundo, que las
autoridades tienen que estar con los pies en la tierra, para que la
gente sienta su cercanía.
Javi
resopló. Su jefe lo tenía harto, nunca estaba a gusto con nada de
lo que escribía. Además, todos los responsables hablaban desde los
balcones o a distancia, si lo sabría él. Pero en fin, quien manda
manda.
Sonarán
gaitas y tambores y las autoridades acompañarán al pueblo en su
alegría por haber derrotado al coronavirus, alegría que quedará
rota cuando les hablen del tijeretazo que tienen preparado.
–¿Qué?
¿Pero tú estás tonto o qué, chaval? ¿Qué es eso del tijeretazo?
–Si
lo dicen hasta ellos, que habrá que hacer recortes.
–Ya,
hombre, ya lo sabemos, pero no hace falta decirlo de esa manera.
Trae, anda, que acabo yo el trabajo y te lo leo a ver si aprendes de
una vez.
Sonarán
gaitas y tambores y la gente saldrá a la calle con gran
alborozo acompañada de sus representantes que se unirán a
ellos como un solo ser, siendo los primeros en poner su
granito de arena para la recuperación económica del país,
comprometiéndose a no subirse el sueldo al menos en el presente año.
–
¿Ves, chaval? Así, así es cómo se escriben las cosas. Anda,
sigue tú, a ver si escribes algo en condiciones.
Javi suspiró. Cuánto se
arrepentía de haber estudiado periodismo. Había trabajado de
becario en otro periódico de corriente contraria y ya no sabía a
qué atenerse. ¿Criticar al gobierno, alabarlo o decir simple y
llanamente la verdad? Con lo bien que se le daban las matemáticas
donde dos más dos siempre son cuatro.
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