Todos
se rieron de mi cuando construí mi casa colina
arriba, era la única casa en el pueblo fuera de su perímetro. Cierto es que tener que bajar y luego subir
para hacer algún recado es cansado, que está bien aireada y los rayos la
iluminan cada vez que hay tormenta, pero el río que atraviesa el pueblo siempre me ha dado muy mala espina.
Ya
van dos veces este año que se ha desbordado el cauce del río anegando fincas, casas y los bajos del Ayuntamiento. Veo desde mi colina como la nieve de las montañas desaparece y las crecidas
causan estragos entre mis vecinos.
Lo
siento, pero a mí no me pasa eso.
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