Estaba hasta el gorro de los
berridos de mi hermana, no callaba en todo el día, siempre llorando,
y cuando no lo hacía gritaba sin parar, tenía los oídos hechos
polvo, así que para mi cumpleaños pedí de regalo unos buenos
cascos, para poder escuchar tranquilamente música
y no oír más los sonidos que salían de los pulmones de mi querida
hermana.
Por fin puede conseguir
aislarme por completo, mi amigo Pedro me había pasado un mix de los
últimos éxitos y estaba genial, ¡como molaba!, gracias a ello no
me enteré cuando un avión
aterrizó en la
autopista cerca de mi casa, una de las alas acabó impactando en
nuestra chimenea, derribándola, nadie salió herido, pero armó tal
estruendo que desde entonces mi hermana habla bajito porque piensa
que fue ella la culpable de la caída.
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Me encanta ese humor!!!
ResponderEliminarHumor típico de Marian. Gracias por tu comentario, Pilar.
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