Berridos - Marian Muñoz




Estaba hasta el gorro de los berridos de mi hermana, no callaba en todo el día, siempre llorando, y cuando no lo hacía gritaba sin parar, tenía los oídos hechos polvo, así que para mi cumpleaños pedí de regalo unos buenos cascos, para poder escuchar tranquilamente música y no oír más los sonidos que salían de los pulmones de mi querida hermana.

Por fin puede conseguir aislarme por completo, mi amigo Pedro me había pasado un mix de los últimos éxitos y estaba genial, ¡como molaba!, gracias a ello no me enteré cuando un avión aterrizó en la autopista cerca de mi casa, una de las alas acabó impactando en nuestra chimenea, derribándola, nadie salió herido, pero armó tal estruendo que desde entonces mi hermana habla bajito porque piensa que fue ella la culpable de la caída.















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