Desde el alma - Pilar Murillo



                                      




No sé por dónde empezar. Me cuesta recordar el principio. Tengo mucho lio en mi cabeza, me vienen recuerdos lejanos, de mi niñez, de mi adolescencia y juventud, lo último es una fuerte discusión, muchas voces y golpes. Ahora me encuentro en urgencias del hospital. Hace rato que no viene ninguna enfermera, ni doctores a verme. Hasta hace un rato había un deambular de facultativos todos nerviosos, pero ya no, se fueron con cara de frustración. Sentía el cuerpo como un estropajo. Ya ni siento, ni oigo nada, pero probablemente se deba a que me he desmayado. Una vez oí que el cerebro era muy inteligente, que cuando sufrías un gran traumatismo, desconectaba. La verdad es que yo creí que sería un simple chinchón, pero ha debido ser algo más serio.
Ernesto ésta vez ha cumplido con su palabra y me ha matado con esa gran paliza. Creo que estoy muerta, o es lo más parecido a estarlo. No puedo moverme y lo único que puedo sentir es un frío enorme. Mañana hablaran de mí en las noticias, seré un número más de violencia de género. Nunca creí que fuese capaz de llevar a cabo su amenaza. No puedo descansar en paz pensando en el trauma que sufrirán mis hijos. Si realmente mi cuerpo está muerto y mi mente no… ¿cómo se hará para ser un alma en pena? Tengo todo el tiempo del mundo para descubrirlo y hacerle la vida imposible a mi asesino.








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