Bonifacio - Marian Muñoz


                                       


De nuevo estoy de acuerdo con mi amiga Pilar, (debe ser que tenemos más en común de lo que pensamos), uno de los primeros libros que recuerdo trastear por casa, era Bonifacio, un perro dálmata con pintas negras en los ojos que le asemejaban a un bandido.
Y nunca mejor dicho, porque el pobre vivía con su amo, quien le había enseñado a robar carteras de los bolsillos de pobres viandantes, como buen perro era fiel a su amo, a pesar de que malamente le daba de comer o le atechaba cuando llovía o hacía frío.
Todo el libro era una triste historia de miseria y perdición, hasta que la policía atrapa a su dueño y el perro solitario y triste tropieza con un niño que se encariña de él y lo lleva a su casa, teniendo un final feliz y dichoso, por supuesto para alivio del pequeño lector.
Nunca entendí la moraleja de aquel cuento que durante tanto tiempo rodó por casa, pero me recuerda que hoy en día hay por el mundo muchos Bonifacios a dos patas, espero que al menos tengan el mismo final feliz que el del cuento.


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