No
hay manera. O este año no estoy inspirado con el diseño, o el
candidato que me ha tocado para el cartel electoral es más feo que
Picio.
Ni
con fondo claro, ni las letras en Comic Sans, ni rodeado de
arbolitos, ni que sonría,... Buf, si es que sonriendo asusta al
mismo miedo.
No
lo veo claro.
Y
los de la imprenta ya me están metiendo prisa para mezclar las
tintas.
No
sé qué tal les irá a los que han contratado en el otro partido.
Que su candidato tampoco es un Adonis precisamente.
Habrá
que tirar de Photoshop o pedir un milagro en Lourdes. Y no estoy yo
muy boyante para hacer turismo.
Creo
que voy a hacer una pausa y así me despejo con un café bien
cargadito. A ver si en el bar me vienen más ideas.
Que,
de momento, está todo más negro que las encuestas electorales.
Como
sigamos así, sí que se nos va a congelar a todos la sonrisa.
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