Noto el aire en mi cara. Oigo el ruido de la moto devorando kilómetros bajo el asfalto. Veo su melena rubia por el espejo retrovisor ondeando al viento. Siento su cuerpo pegado al mío. Y sonrío.
Hace sol y el
calor se cuela por nuestras gruesas chaquetas de cuero negro.
El paisaje va
cambiando, ya no hay pinos, ahora huele a salitre. Ya casi estamos
allí.
En la última
curva vemos aparecer una enorme explanada de un azul brillante, que
casi daña la vista.
Reduzco y
entramos en el aparcamiento. Aparco y nos quitamos los cascos.
Bajamos de la moto y nos miramos frente a frente. Ella me besa; mi
barba de tres días le hace cosquillas. Yo la abrazo y casi se me
pierde dentro de mi enorme chupa de cuero. La beso y juntos caminamos
hacia la arena.
Soy feliz.
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