El regalo - Isabel Marina


                                           


Había una gran expectación. Se trataba de la recreación de los torneos medievales, a las que es muy aficionada mi esposa. Los hombres estaban dispuestos con sus armaduras y sus caballos para entrar en competición, y en el estrado principal se encontraba, con sus mejores galas, la joven en cuyo honor se hacía el evento, Esther. El que ganase el torneo se llevaría, ficticiamente, el favor de la chica, aunque ella ya tenía un favorito, Andrés, su novio en la realidad.
Al son de los clarines, los jinetes empezaron a correr. Todos debían llevar un regalo para Esther, algo especial. La carrera fue seguida con gran interés, y resultó ganador Andrés. A Esther se le iluminó la cara y le dio un gran beso, seguido unos minutos después de un sonoro tortazo que nos hizo enmudecer. Nadie entendía por qué, aunque pronto lo descubrimos.
Resulta que el regalo de Andrés era una bolsa de lepiotas. En realidad, Esther estaba harta de la afición a las setas de su novio, y cuando vio el contenido de la bolsa se indignó.
Luego no se les volvió a ver juntos y al marcharnos todos nos preguntamos si ella habría podido perdonárselo alguna vez.









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