Comparaciones, por Clara Conde.
Los
orgasmos de la señora del piso de arriba alcanzaban unos decibelios
increíbles. Pero no sólo el momento del clímax. Todo el proceso,
que además solía ser largo, era perfectamente audible desde
cualquier rincón del edificio.
A
oscuras, en nuestro dormitorio, yo podía sentir sobre mí el frío
de la mirada acusadora de mi mujer, que solía hacer comentarios del
tipo de “tú no duras tanto” o “tú no me haces gritar así”.
Una
tarde coincidí en el bar de la esquina con Ramón, vecino de rellano
desde hacía más de diez años, y los nuevos terminaron por salir en
la conversación. Después de muchos rodeos, cuando los dos
conseguimos dejar de lado la vergüenza, nos dimos cuenta de que
compartíamos el mismo problema.
Así
que decidimos escribir una nota anónima al señor del piso de
arriba.
“Estimado
vecino: Además de darle la bienvenida a nuestro edificio, nos
gustaría pedirle un favor, en relación con los encuentros sexuales
que mantiene con su señora. Le solicitamos que disminuyan en su
frecuencia, y si no es posible, al menos en su duración. Póngase en
nuestro lugar, por favor, sólo somos hombres corrientes que se lo
pedimos por el bien de la convivencia entre los matrimonios de la
comunidad
Continuación del relato anterior, por Pilar Murillo.
No tardó en haber una respuesta a
nuestra nota anónima, en el tablón de anuncios de la comunidad.
“Muy señores míos, comprendo que el
alcoholismo de alguno, la avanzada edad de otros o que la mujer tan
poco atractiva del que sea... provoquen la inapetencia sexual de
ciertos vecinos y se aburran tanto que tengan que estar pendientes de
nuestra vida intima. Yo les recomiendo para los que beben se apunten
a un programa de alcohólicos anónimos, su mujer se lo agradecerá y
también la planta de decoración donde orina usted siempre que viene
borracho. Recomiendo a los de avanzada edad que vayan a un
especialista en el tema, o miren en el mercado negro a ver si se
hacen con la viagra, En el caso de los que su mujer es más bien,
tirando a fea,... les puedo decir que sus mujeres son bien bonitas,
solo que no las han sabido mirar, ni contentar, pero de eso ya me he
encargado yo y notaran que alguna ya es mucho más feliz y que entona
algún cantico por las mañanas deseando que usted se vaya a trabajar
para subir a verme. Así que en lugar de protestar deberían
agradecer que alguien haga el trabajo que ustedes no han sabido o no
han podido realizar. Atentamente, el vecino de arriba.
Después de esta nota a más de un
vecino se le encendió el alma y lejos de montar el pollo, todos
hemos llevado los consejos de nuestro buen vecino. Ahora la comunidad
es más cívica y musical, tanto en las noches de invierno como en
las de verano, incluso hay quien espera mellizos para la primavera.
Por mi parte estoy acudiendo a una
terapia de grupo, donde sacamos todos nuestros demonios. Yo realmente
tenía el problema del alcohol, y no quería reconocerlo. Desde que
no bebo la vida me va mucho mejor. Tan feliz que me he apuntado a
ésta terapia y a un curso de Inglés, y aún me quedó tiempo para
jugar a la petanca. El problema, si se le puede llamar así es que
cuando llego a casa mi mujer ya está dormida y me da pena
despertarla, tiene la pobrecilla una cara tan feliz y satisfecha...
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario