Desmitificando un mito - Pilar Murillo


                                             


Voy a intentar desmitificar el mito sobre el histerismo de la mujer. Porque el histerismo no conoce genero y tampoco edad.
Acostumbradas a creer que sólo una adolescente o embarazada, o quizás menopausia tengan la excusa de ser histéricas. Ellos, los hombres también lo suelen ser y en cuanto a la edad... se empieza desde bebés. Y lo voy a explicar con un ejemplo personal. Mi primer histerismo que yo recuerde, fue en el seno de mi propia familia, concretamente a consecuencia de un seno, el de mi madre. Yo me agarraba fuertemente a él y mi madre no era capaz de destetarme. A ella le habían dicho que echándose pimentón picante en el pezón yo dejaría de mamar. Entiendo por qué me gusta el picante hoy en día, pero a la tierna edad de un añito me obligó mi madre a dejar mi adicción y claro, yo sufrí el síndrome de abstinencia, llorando y llorando. Mi madre desesperada y mi padre decía: “¡Pues vaya niña más histérica nos ha salido!”. Ahí está, mejor que fuese mi padre el primero en calificarme, que no cualquiera de la calle.
No estoy de acuerdo con que a lo largo de los años y según vamos creciendo, las mujeres tengamos ciertos momentos de estrés o histerismo , yo creo que va con la personalidad y lo demás son excusas para justificarse.
Nuestros padres nos han educado de diferente manera dependiendo de nuestro sexo.
Nosotras podíamos llorar, y gritar, nuestra madre lo hacía. Los chicos estaba feo que lo hicieran, era símbolo de debilidad y si lloraban lo hacían a escondidas.
Mi momento histeria más sonado fue en la adolescencia cuando mantenía una lucha contra el mundo y contra mí misma. Parecía como bipolar, tan pronto estaba riendo como de repente me ponía a gritar por la cosa más imverosimil. Estos cambios de humor repentinos son a causa de las hormonas, pero a los chicos también les ocurre, lo que pasa que ellos son más falsos y lo hacen por lo bajini, no gritan, simplemente hacen una mueca fea y se encierran en la habitación, su bunker, su mundo.
En la andadura de las distintas etapas de una mujer, podemos encontrarnos el histerismo de la mujer embarazada, hablando con su marido un día cualquiera.
  • Paco ¿vamos al cine?
Respuesta de Paco:
  • No ponen nada interesante.
  • Claro como no hay una de guerra, no podemos ir. Sólo las que a ti te gustan.
  • No, amor, (le dice él) es que las que ponen son tristes y te pasarás dos horas llorando.
La mujer se enzarza en una discusión de reproches, voces y lloros que el marido tendrá en cuenta, llevándola a ver una película donde el protagonista se muere de cáncer dejando cinco hijos a cargo de unos abuelos mayores. La mujer sale llorando y dice.
      • No debimos venir, estas películas son muy tristes.
Pero al revés, sin estar embarazado él todo ese proceso que su mujer pasa, está en un estrés continuo y sus contestaciones son con gritos, sobretodo en su trabajo.
Ya en una edad madura, la mujer sufre otro cambio hormonal, se vuelve sensible, y a ratos regaña por todo y a voces, en otros momentos llora, y se pone triste o ríe exageradamente., Tan pronto te ama como te odia. Pero el hombre también cambia, ve su proceso de transformación, su envejecimiento y cambia una mujer de cincuenta por dos de veinticinco.
Cuando ya son ancianos se vuelven más niños, pero los dos, no solo las mujeres. Están más necesitados de cariño ambos y recuerdan cosas maravillosas de sus tiempos jóvenes, hasta que uno de los dos no lo recuerda del mismo modo y comienzan a discutir, los dos totalmente histéricos, con lo cual de este momento no se puede hablar del histerismo de la mujer, si no sobre el histerismo en general. No sé si con todo esto que cuento haya convencido a alguien sobre mis ideas. Pero no voy a insistir, porque tengo mucha facilidad para ponerme incontrolable. Buenas tardes





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